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El veraneo del sargazo

De unos años a la fecha, las playas del Caribe mexicano reciben todos los veranos a un visitante que amenaza con arruinar las vacaciones; es molesto, maloliente y obstruye la vista del mar turquesa desdoblándose sobre la arena blanca.

Este turista inoportuno es una macroalga de color marrón conocida como sargazo, cuya primera aparición atípica y en notorias cantidades se registró en 2013 en las costas de Quintana Roo, de acuerdo con la Semarnat.

Desde entonces a la fecha, el sargazo visita las playas de la Riviera Maya en la misma temporada, alargando cada vez más sus meses de estadía y extendiéndose por más territorio.

El sargazo, compuesto de dos especies distintas de alga (sargassum natans y sargassum fluitans), viaja hasta las costas entrelazándose y formando cúmulos flotantes que funcionan como hábitat y alimento de algunas especies. Por lo regular, el sargazo nace en el Golfo de México para desplazarse hacia el mar de Los Sargazos, una región en el norte del océano Atlántico.

Su existencia es natural y necesaria, lo que preocupa es su repentino aumento, así como su cambio de destino hacia las playas del Caribe, afectando la oxigenación y paso de especies de flora y fauna.

La punta del iceberg de este problema son las molestias a los bañistas, quienes tienen que sumergirse en el mar exponiéndose a entrar en contacto con el molesto follaje. Por supuesto que, al hacer su visita en verano, el sargazo impacta negativamente al turismo de la zona, lo que preocupa a la industria local quintanarroense.

El alga también ha aparecido en grandes cantidades en la Isla de Guadalupe, Jamaica y en Barbados, países donde el turismo de sol y playa es vital para la economía. Basta buscar algunos videos de YouTube para dimensionar el tamaño de la catástrofe.

No obstante, se debe preponderar la perspectiva socioambiental antes que la económica. En términos científicos, lo primero es admitir que aún no sabemos lo suficiente sobre este fenómeno. Aunque se creía que el sargazo no era perjudicial para la salud humana, la académica de la UNAM, Brigitta I. van Tussenbroek, ha declarado que estas grandes concentraciones liberan ácido sulfúrico y gases nocivos para las personas.

Las hipótesis sobre su aparición apuntan al aumento de la contaminación y de la temperatura en los mares, así como los cambios en las corrientes marítimas y los vientos.

Apenas en este mes se anunció que, a petición de la Semarnat, la UNAM creó un comité interdisciplinario de investigadores para estudiarlo y su posible aprovechamiento en la industria y en el campo.

Si es una consecuencia del cambio climático, el sargazo trasciende la esfera regional; es un problema de relevancia global. Ojalá no sea demasiado tarde.

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JJ/I