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Incendios nocivos y asesinos

Abril y mayo, todos los sabemos, menos las autoridades, son los meses más secos del año, y cuando suceden y se provocan los incendios de los bosques. Suceden año tras año, no fallan, y cada vez consumen mayores cantidades de hectáreas de esos bosques que seguimos afirmando son los pulmones de esta ciudad sin límites. Eso se dice de los bosques por su capacidad para producir el oxígeno que nos permiten respirar un aire menos sucio. Sin embargo, esta ciudad produce tantas nocividades que hace cada vez más difícil el trabajo desinteresado de los bosques para cuidar nuestra vida y salud.

Cada incendio de un bosque coloca en el aire una gran cantidad de partículas contaminantes que, dicen los que saben, reducen drásticamente la esperanza de vida de miles de habitantes que las respiramos o nos vemos expuestos a ellas. Ninguna autoridad a la fecha ha tenido ni la voluntad ni la capacidad para asegurar que los incendios no sucedan o de ocurrir, controlarlos y apagarlos actuando con prontitud.

Pero si no fuera suficiente, este año, también en abril, sucedió otro incendio, ahora del basurero Los Laureles, que tendrá terribles consecuencias para la salud, sobre todo de los habitantes de El Salto, Juanacatlán, Puente Grande y Tololotlán. Y para hablar de este incendio, en esta ocasión comparto la palabra con un luchador social que con su familia y vecinos lleva años resistiendo en El Salto y tiene la decisión de mantenerse ahí a pesar de todo.

Habla Enrique Enciso: “…Por allá en las décadas de los ochenta y noventa, mentes brillantes al servicio del gobierno de la ciudad de Guadalajara tuvieron una ocurrencia dolorosa, tirar su basura en el traspatio de nuestras casas. Exactamente en el último rincón del milenario pueblo de Tonalá, pero a tiro de piedra de El Salto, pusieron el basurero.

Empezaron con una imagen verde que no se logró afianzar por el primer concesionario… después pasó a manos de Caabsa Eagle y… hoy recibe aproximadamente cinco mil toneladas de basura por día. Por si esto fuera poco, el basurero tiene un pecado de origen, aproximadamente 21 hectáreas no tienen geomembrana. (Por lo cual) los lixiviados… corren como Juan por su casa.

No sólo contaminan el suelo, sino, lo más grave, contaminan el agua, y con su metano, el gas del basurero, contaminan el aire. Los lixiviados escurren hacia el río Santiago, a través del arroyo Los Laureles, de donde recibe su nombre el basurero, antiguo arroyo que se aprovechaba para riego y consumo humano… Para remacharle a uno el clavo, el basurero se prendió el 15 de abril de este año. Aunque los pobladores dicen que normalmente está prendido con quemas controladas. Este último incendio duró cinco días expulsando hacia el aire sus humos con dioxinas y furanos, elementos altamente cancerígenos, exponiendo a los pobladores ya de por sí martirizados con la contaminación de las aguas subterráneas y superficiales del río Santiago.

Los pobladores llamaron a las autoridades locales y no respondieron porque eran días de asueto… Después llamaron a las autoridades estatales y fue así que tres días después empezaron a accionar. Bueno, de los males el menos. También nos dimos cuenta que nuestros gobiernos caminan de la mano de los culpables. Se reunieron con los empresarios de la basura y hasta el día de hoy no han tenido la dignidad de hablar con el pueblo que sufre la pesadilla.

El gobierno anunció que los gastos para apagar el incendio los pagará la empresa concesionaria Caabsa: 7.5 millones de pesos, aproximadamente 380 mil dólares, cantidad que por los grandes volúmenes que recolectan hoy en día y según el dato que conocemos que cobran por tonelada, de 300 a 350 pesos, equivale a poco menos de una semana de sus ingresos. Espero que con esto puedan armar el rompecabezas de la basura. De cómo las ciudades por este medio y por otros, como la extracción de agua, los macrolibramientos, etc., extienden su frontera geográfica afectando a sus vecinos pobres. Nosotros aquí seguiremos resistiendo con nuestro cuerpo. Esperando una muerte que no elegimos: cáncer, diabetes, insuficiencia renal, etc., derivadas de esas prácticas agresivas…”.

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