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El 'gran legado' de Alfaro

Enrique Alfaro ha dejado un gran legado, dijo Pablo Lemus en su discurso de toma de posesión. Si lo dijo en serio, eso sería diferencia política con muchos jaliscienses. Lo dudo, pero ojalá que solo haya sido una forma amable, típica, entre los hombres y las mujeres del poder de despedir al personaje que abandona el poder y al que van a relevar.

No creo que las familias que tienen a una persona desaparecida piensen como Lemus. No, porque, antes que tener la condolencia humana del gobernante tuvieron que enfrentar su desprecio, criminalización y carencia de apoyo. En este punto lo que el gobernante saliente deja como “gran legado” son más de 15 mil desaparecidos reconocidos oficialmente, lo que coloca a Jalisco como el estado con mayor número de casos en el país.

Algunos colectivos de familiares de desaparecidos, después de la primera reunión que sostuvieron con Lemus, han expresado dudas respecto de las bondades que pueda tener la creación de la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de Personas. Sobre todo, afirman, si a esta se incorpora a personas que han demostrado su ineficiencia y falta de compromiso con esta tarea, así como si no se le dota de los recursos necesarios. Por supuesto, de poco servirá una secretaría si como parte de la estrategia no se contiene al crimen organizado que ha desbordado a los gobiernos.

Parece novedoso y creativo proponer una secretaría. Pienso más bien que ello dibuja el tamaño de esta desgracia social.

Pienso que tampoco opinan como Lemus los habitantes de los pueblos de la cuenca del río Santiago que siguen enfermando y muriendo por la contaminación en que los industriales mantienen a este río. Alfaro, el primer día de su mandato, justo frente al Salto de Juanacatlán, la cascada del río Santiago, prometió que lo sanaría. En algún momento de su período, desde los Estados Unidos, mintió cínicamente afirmando que había cumplido. El río sigue siendo una fuente de enfermedad y muerte.

Los bosques de Jalisco, estén o no dentro de áreas naturales protegidas, siguen siendo devastados. Después de los incendios de cada año es frecuente encontrar en ellos plantíos de monocultivos de agave, aguacate o bien la construcción de fraccionamientos. Aquí, seguro, el cartel inmobiliario como los grandes aguacateros y los tequileros que producen para la exportación coincidirán con Lemus porque a ellos sí les dejó un gran legado.

Sigo sin entender, es un decir, por qué los tres niveles de gobierno, durante el gobierno de Alfaro, en una acción común no declararon prioridad número uno contener el genocidio y el sacrificio social y ambiental que vivimos en Jalisco y que se expresa crudamente en miles de muertos, desaparecidos y en devastación de todos los bienes comunes naturales.

Se le dejó crecer y ahora vemos un escalamiento de la violencia y su poder destructivo. El posicionamiento retador del crimen organizado reside, seguro, en la seguridad que tienen de su impunidad y vínculos tan estrechos y profundos dentro de la sociedad, el sistema y la clase política.

Entonces, ¿a qué gran legado se refirió Lemus?

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jl/I