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Inteligencia artificial: ¿oportunidad o riesgo?

El jueves tuve el gusto de estar en un evento organizado por KIO Networks que tiene un formato muy interesante: se llama Versus y pone a debatir a dos personalidades de talla mundial con visiones distintas, a veces opuestas, de un tema tecnológico en boga.

El primero se hizo el año pasado y enfrentó al Premio Nobel de Economía Paul Krugman, que tiene una visión escéptica sobre el futuro de las criptomonedas, con Kathryn Haun, una de las inversionistas más importantes en el mundo en este tipo de activos virtuales.

Este año el tema elegido fue la inteligencia artificial y los invitados fueron Nick Bostrom, autor de Superinteligencia y una de las voces con más autoridad que advierte sobre los peligros de desarrollar máquinas tan o más inteligentes que nosotros, y Sebastian Thrun, líder del equipo que desarrolló el coche autónomo de Google y una de las voces más entusiastas en el impulso de proyectos basados en inteligencia artificial.

Me quedo con tres reflexiones del vigoroso intercambio de ideas que se llevó a cabo en el Foro Corona de la CDMX.

Primero, qué malos somos para estimar impactos a futuro y prepararnos para ellos. Parecería que estamos programados para dar prioridad al corto plazo y pensar que los cambios se dan gradualmente de forma lineal. La planeación de cosas que vemos muy lejanas en el futuro la consideramos ciencia ficción o filosofía. ¡Ya haremos algo cuando llegue el momento!

Así nos ha pasado con el cambio climático que desde los 90 ha alimentado más la imaginación de Hollywood que una remodelación del sistema energético global. Así puede pasarnos también con la inteligencia artificial (IA). Sin duda Thrun tuvo razón en insistir en que hay que perderle el miedo a la IA porque los beneficios potenciales para la humanidad son extraordinarios, pero también Bostrom acierta al decir que un poquito de miedo bien dirigido no está mal para prepararnos para los impactos en el mercado laboral, en la distribución de la riqueza, en la seguridad y hasta en la ética. Prepararse para la utopía del no tener que trabajar porque las máquinas hacen todo implica hacer cambios que llevan tiempo.

Segundo, aprovechar la oportunidad de la IA implica dimensionarla mejor. Hay muchos aspectos que tienen que abordarse al mismo tiempo para que México pueda aprovechar la oportunidad: hay que introducir más elementos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en la educación básica y media, alinear mejor los programas de educación superior con lo que necesitan las empresas, crear programas de aprendizaje continuo para actualizar al mercado laboral con nuevas capacidades, alinear los activos de investigación públicos y privados del país para producir resultados en este campo, estimular el emprendimiento basado en IA, facilitar el financiamiento, establecer vínculos con empresas e instituciones en otros países.

Tercero, en México estamos haciendo muy poco para aprovechar esta oportunidad. Antes del debate entre Bostrom y Thrun, contextualizaron el tema de la IA en México Bernardo González, responsable de innovación en KIO y Emilio Saldaña Pizu, analista de tendencias tecnológicas. Ambos resaltaron que a diferencia de China que tiene un plan nacional para convertirse en líder mundial de inteligencia artificial para 2030, en México ni siquiera se menciona en los planes estratégicos del gobierno, y que no es la primera vez que nos pasa, tampoco hicimos planes en los 90 cuando arrancó con fuerza Internet… y desaprovechamos esa oportunidad.

Me hicieron ver en Twitter que hay una alianza en México que se llama IA2030Mx (www.ia2030.mx) a través de la que varios actores de gobierno, empresa y academia tratan de impulsar el desarrollo de una agenda para la IA en el país. Ojalá estos esfuerzos se multipliquen y la cuarta transformación también incluya algo de innovación en inteligencia artificial para no dejar ir la oportunidad.

@ortegarance

JJ/I