INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

¿Rompen AMLO y Alfaro?

Será cuestión de tiempo para saber, y en los hechos confirmar, si la relación de concordia y amistad entre Andrés Manuel López Obrador y Enrique Alfaro Ramírez que se estableció el 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad en Palacio Nacional, se mantiene o comienza a fracturarse, o se fracturó ya, por causa de la investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) en contra de Carlos Lomelí Bolaños, coordinador general de programas sociales del gobierno federal.

Cómo olvidar aquella tarde del 9 de marzo en la Plaza de la República –donde se registró una guerra de porras a favor del presidente de la República y del gobernador del estado–, cuando López Obrador alzó la voz y dijo:

“¡Ya chole, la politiquería, la grilla, ya me tienen hasta el copete! ¿Qué ganamos con eso? Nada, ahora mismo va a subir Carlos Lomelí y se van a dar un abrazo (con Enrique Alfaro)”. Y la imagen quedó registrada para la historia política de Jalisco: Alfaro y Lomelí enfundados en un forzado abrazo por instrucciones de López Obrador.

Poco más de dos meses después –21 y 22 de mayo–, tras revelarse la investigación de la organización MCCI en la que se involucra al ex candidato de Morena a la gubernatura en una red farmacéutica que habría obtenido millones de pesos por adjudicaciones directas para abastecer de medicamentos a gobiernos estatales de Morena, el presidente López Obrador asumió una postura contraria a la de aquella ocasión.

El martes dijo que las acusaciones contra Lomelí Bolaños eran “grillas y politiquería”, y ayer miércoles, sin mencionarlo por su nombre, responsabilizó al gobierno de Alfaro Ramírez de estar detrás del golpe contra el llamado súper delegado. En la rueda de prensa mañanera, le dijo textualmente a la representante de Mexicanos contra la Corrupción que lo cuestionó sobre el tema:

“La denuncia la hicieron en Jalisco (...), y el señor que está implicado (Carlos Lomelí) fue candidato a gobernador, y el gobierno que lo está cuestionando es un gobierno surgido de un proceso electoral, fueron los que ganaron (...). Siempre en estas cosas uno se pregunta: ¿y de parte de quién?, para saber de dónde viene (el golpe). Eso no significa que no se va a investigar y castigar a los responsables. Los conservadores no van a poder contra nosotros en este aspecto...”.

Ni tardo ni perezoso, pocas horas después el gobernador Enrique Alfaro se deslindó de la indirecta que le lanzó Andrés Manuel y declaró a los medios de comunicación:

“Le aclaro al presidente de México que yo no estoy metido ni tengo ánimo político en este tema. Pero sí vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para hacer público, evidenciar y desmantelar la red de corrupción que hay en el tema de medicamentos en Jalisco, sea el empresario que sea…”.

Recordó que fue el gobierno de Aristóteles Sandoval el que presentó la denuncia en contra de la empresa Abisalud y que el asunto está en manos de la fiscalía anticorrupción. Luego le recriminó al presidente López Obrador: “Aquí no hay consigna política, y yo espero que su discurso de combatir la corrupción sea de a de veras y no solamente para quienes no están en su ánimo”.

Después de aquel 14 de febrero, éste es el primer desencuentro público entre Andrés Manuel y Enrique cuando ambos habían tratado de mantener una relación tersa; incluso, en su visita a Jalisco, López Obrador trató de ayudar a Alfaro cuando se le vino encima el problema de la licitación irregular del arrendamiento de maquinaria. “Tienen un buen gobernador”, dijo AMLO.

¿Seguirá pensando hoy lo mismo? Un enfriamiento en la relación entre López Obrador y Alfaro podría revivir el temor de que se esfume la atención y la inversión del gobierno federal en Jalisco, cuando se creía que habían limado asperezas y todo iba bien.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I