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Placebo (II)

Tras décadas de utilizar al placebo como una sustancia de control en ensayos clínicos, una parte de la comunidad científica sugiere que el llamado efecto placebo es algo más, que no es un autoengaño y, al contrario, podría tener consecuencias positivas para la salud de las personas.

Una de las formas de estudiar el fenómeno es la respuesta de los pacientes al efecto placebo a través de resonancias magnéticas del cerebro. En ciertos casos, las resonancias permiten ver cómo disminuye la actividad cerebral asociada al dolor tras la administración de sustancias o tratamientos placebo.

También hay estudios que han relacionado el efecto placebo con los niveles de presencia de una enzima conocida como COMT en muestras de ADN, que al parecer afecta cómo respondemos al dolor. Este camino sugiere que la medicina personalizada podría ser la respuesta: por más que se hagan pruebas controladas, la variación en ciertas moléculas provocará reacciones distintas en diferentes personas.

Una de las hipótesis de los defensores del efecto placebo es que parece ser una consecuencia al acto de recibir cuidados, lo que podría explicar los rituales y las curas milagrosas que funcionan para los creyentes y la ciencia aún no puede explicar.

Y para los que no se sienten cómodos con las temáticas religiosas, otras curas placebo también involucran la simulación de tratamientos médicos. Es decir, ha habido casos en donde se administra anestesia general, se le hacen algunas puntadas al paciente y sin ninguna cirugía real, despierta y mejora sus síntomas.

Investigadores han determinado que la tendencia a responder positivamente a sustancias o tratamientos placebo se atribuye a la presencia de un placeboma en los seres humanos, que podría definirse como la composición específica de genes en cada persona.

Eso podría revolucionar el paradigma de la medicina, específicamente la que trata con el dolor. No significa que no haya riesgos. Puede que el efecto placebo se desvanezca con el tiempo; que, aunque mejore sus síntomas, el paciente esté perdiendo la posibilidad de erradicar su mal de una mejor manera.

Pero bueno, también hay riesgos que aún desconocemos en seguir tratamientos médicos aprobados por las autoridades sanitarias. La ciencia significa, en primer lugar, admitir que desconocemos.

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JJ/I