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Terror a los absolutos

Durante buena parte de la pandemia en México nos mostraron números absolutos de estados y regiones para ubicar la evolución en el contagio del Covid-19. Ello cambió cuando los totales de nuestro país empezaron a escalar (casi de la mano de la “nueva normalidad”… hace poco más de un mes). 

Ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador y el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, leen con intencionalidad macabra, espuria y amarillista cada que se publica un comparativo de cifras absolutas respecto otros países. 

Es evidente que el gobierno mexicano miró con cierto sarcasmo que algunos de los países más poderosos del mundo fueron golpeados antes, de manera más rápida y contundente por el nuevo coronavirus. Hablamos de China, España, Italia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos (EU). 

En abril los puntos más altos estaban en aquellas latitudes. Pero eso cambió en junio. Sobra analizar si las estrategias implementadas han sido o no exitosas. La realidad hoy es que países como el nuestro, con menos recursos para combatir la epidemia, enfrentan una escalada de muertes y contagios; léase Brasil, India, Perú, Chile y Pakistán, por mencionar algunos. 

El realismo mágico nacional nos presenta cifras contrastantes. Las cifras de contagios y muertos nos colocan ya en el top 10 del mundo, mientras que las incidencias por cada millón de habitantes nos dejan a media tabla en el concierto internacional. 

La Organización Mundial de la Salud publica un documento muy sencillo para medir el avance de una epidemia, por demás una disciplina científica muy compleja. Cada país debe medir el “número total de casos sospechados y confirmados, y número de defunciones”. La distribución de los casos y defunciones por edad y género. La distribución de los casos por estado de salud (esto es, personas en riesgo por complicaciones), la tasa de ataque clínico, la tasa de letalidad, las estimaciones del periodo de incubación, el número de reproducción (Ro), entre otras. 

Pues bien, la propia OMS considera ambos niveles estadísticos (números ponderados y absolutos) para entender mejor el estatus de la enfermedad. 

Entonces no podemos renunciar a compararnos. Es obvio que la densidad poblacional ofrece riesgos distintos. Pero también hay factores diversos como la calidad de la salud y alimentación de la población y el acceso a los servicios médicos, por dar cuenta de algunos factores. 

Con eso en cuenta, México se encuentra así en comparaciones contra otros países en números absolutos: somos el octavo país con más contagios de Covid-19, con 261 mil 750 (hasta el 7 de julio). Nos ubicamos entre España y Reino Unido. Sin embargo, es uno de los cuatro países del Top 10 que mantiene una tendencia a incrementar los contagios (junto con EU, Brasil e India). 

En fallecimientos, la situación es peor. México es el quinto del planeta (entre Francia e Italia). En este fatídico indicador sólo nuestro país, EU y Brasil mantienen incrementos de mortalidad por Covid-19 (entre los primeros cinco países con más muertes). 

México es el décimo a nivel mundial en personas recuperadas. 

Ahora, mirado con perspectiva estadística, México se encuentra en lugar 64 del mundo. Tiene 2 mil 68 casos de Covid-19 por cada millón de habitantes. Estamos en la franja de países y realidades como Azerbaiyán, Austria y Dinamarca. Muy por debajo de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Rusia, España, Brasil y EU. 

El problema es que la cantidad de médicos, camas de hospital y los ventiladores son finitos. No existirá tasa ni ponderador que nos calme cuando se agoten los recursos para enfrentar la enfermedad. 

Twitter: @cabanillas75

jl/I