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No pudo, no supo

El 15 de junio, Federico Reyes Heroles publicaba en su columna en Excélsior que el presidente López Obrador, aún con la derrota en las elecciones intermedias, no cambiará. Seguirá igual, insultando a sus adversarios, dividiendo a la sociedad, derrochando el dinero público en sus proyectos malos y seguirá “vendiendo sus sueños de opio” de una supuesta transformación que nunca ocurrió. 

Si contando con todo el poder no pudo, ahora que viene el inexorable declive de su poder presidencial, mucho menos. El presidente ha visto ya lo mejor de su Presidencia y los resultados son claramente decepcionantes. 

En lo económico, México no terminará de salir del agujero en que cayó en 2020 hasta 2023, producto de la pandemia, pero también empeorado por la deliberada política del “sálvese quien pueda” del gobierno de AMLO. No hubo nada, ni siquiera un reajuste presupuestal que hubiera mandado dinero a las áreas que buscaran evitar tantas muertes por coronavirus. Nada. Mucho menos algo para salvaguardar el empleo formal del país y las empresas que lo generan. Nada. 

Haber hecho ajustes al presupuesto federal significaba pausar los proyectos predilectos del presidente: el tren, la refinería y el aeropuerto. El presidente no quiso. 

Si bien este año México rebotará económicamente a 5 por ciento de crecimiento, también es cierto que la base de comparación es muy baja. Si este año fuéramos a recuperarnos por completo de la caída de 2020, México tendría que estar creciendo este año a 10 por ciento. 

Se acabará 2021 y todavía nos quedará a deber casi la mitad del tramo para recuperar el nivel que teníamos en 2019. Y peor aún si quisiéramos alcanzar el nivel máximo que alcanzó la economía mexicana en agosto de 2018 y que desde entonces no hemos vuelto a alcanzar. 

Primero porque en 2019 AMLO dinamitó la confianza de los sectores económicos al cancelar la obra de infraestructura más importante que se llevaba a cabo en América Latina, y luego porque en 2020 llegó la pandemia y decidió no hacer nada. 

México trae un rezago económico desde agosto del 2018 y no logrará reponerse hasta casi terminado el sexenio. En octubre del 2024, cuando AMLO esté entregando el poder a su sucesor (o sucesora), se calcula que la economía mexicana sea 2 por ciento más grande que la que recibió en diciembre del 2018. 

Solo para dar contexto: Carlos Salinas entregó una economía 27 por ciento más grande que la que recibió, Ernesto Zedillo, 21 por ciento; Enrique Peña, 15 por ciento; Vicente Fox, 12 por ciento, y el odiado Felipe Calderón habrá superado el desempeño de AMLO casi seis veces, con 11 por ciento. 

El presidente AMLO no solo no pudo, como escribió Reyes Heroles, sino que nunca supo cómo enfrentar los problemas del país. Su “gran transformación” se habrá limitado a entregar una refinería que perderá dinero, un tren que por muy bonitos que estén los vagones ni siquiera se sabe si algún día dejará de perder dinero y un aeropuerto del que hoy no se tiene garantía de que pueda recibir vuelos internacionales. 

¿A eso le llamaremos “cuarta transformación” de México? 

¡Vaya desperdicio! ¡Vaya decepción! 

Twitter: @Israel_Macias

jl/I