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¿Imprudencia o necesidad?

Estos días serán claves para determinar si el regreso a clases fue una imprudencia o ya era de verdad una necesidad urgente para todos. Los alumnos de las escuelas públicas de Jalisco regresaron a clases este 30 de agosto bajo un esquema hibrido no obligatorio. 

Este modelo contempla dividir los grupos en dos partes, y responde al orden alfabético. El primer grupo asiste del 30 de agosto al 3 de septiembre, mientras que el segundo grupo asiste del 6 al 10 de septiembre. 

Una mitad asiste de manera presencial y trabaja en las aulas por cuatro horas o cuatro horas y media, mientras que los niños que están en casa realizan actividades sin asistencia ni clases en línea. 

Según los reportes de la propia Secretaría de Educación Jalisco, 71 por ciento de los niños regresarán a clases a las aulas. 

Pero regresamos a clases en uno de los peores momentos, Jalisco está en semáforo naranja. Este 30 de agosto, Jalisco reportó mil 798 casos nuevos de coronavirus y ocho decesos, pero la semana pasada de lunes a domingo, nuestro estado registró más de mil 800 casos diarios.  

En el pico de la tercera ola regresaron a clases los niños de preescolar, primaria y secundaria.  

Ayer, la Universidad de Guadalajara anunció que pospondría el regreso a clases de bachillerato y de licenciatura hasta el 15 de octubre, pero dependerá de la situación que en la que se encuentre el estado, ya que la máxima casa de estudios revisará las estadísticas hacia finales de septiembre para determinar si es viable o no el regreso a las aulas.  

Mientras la Universidad de Guadalajara decide esperar, la Secretaría de Educación Jalisco ya tiene a sus alumnos en las aulas.  

Esta pandemia y las decisiones sobre su manejo sin duda han afectado en mayor medida a los niños; primero a los niños que han quedado huérfanos, segundo porque en un primer momento en marzo de 2020 las autoridades estatales decidieron guardarnos y suspender las clases presenciales, cuando entonces los niños no eran los principales afectados por el virus. 

Ahora, cuando la variante Delta sí afecta a los niños y nos tiene en esta tercera ola de Covid-19, es justo cuando las autoridades deciden que va el regreso a clases.  

Enviar o no a los niños a las aulas es una decisión personalísima; yo no estoy a favor del regreso a clases en este momento, y respeto y entiendo a los padres que han decidido enviar a sus hijos.  

Muchos de los argumentos que he escuchado son que los niños necesitan ir a clases, que están retrasados en sus aprendizajes, que el virus llegó para quedarse y entonces hay que retomar la vida.  

Entiendo estos argumentos y muchos son válidos. Todos. Desde mi punto de vista no es el momento para el regreso a clases; en marzo y abril estuvimos en el estado con el menor número de casos, entonces era más prudente el regreso a clases.  

Ahora tenemos que esperar los siguientes 15 días para ver si los contagios van en aumento o se mantienen.  

Arriesgar a los niños, en especial a los pequeños que aún están aprendiendo reglas, es una imprudencia, llevamos más de un año con los niños en casa, con una dinámica ya establecida, creo que deberíamos como sociedad esperar a que esta tercera ola esté controlada. 

Ojalá y no haya un repunte y que los planteles nos den ejemplo de cómo evitar los contagios en los niños, y este regreso a clases sea seguro para todos los menores que sufren de distintas maneras esta pandemia.  

El tiempo pasa rápido y en dos semanas empezaremos a ver las consecuencias o no del regreso a clases. 

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jl/I