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Peso fuerte, ¿economía fuerte?

La primera vez que el dólar se vendió en México por 20 pesos fue por allá de finales de 2016. Cuando se resintió el efecto de la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Recordemos que Trump había basado su campaña electoral en desprestigiar al Tratado de Libre Comercio (TLC) y amenazar con “quitarlo”. 

La sola amenaza de suspender o limitar el TLC entre México y los Estados Unidos provocó una salida de capitales que llevó al tipo de cambio a niveles superiores de los 22 pesos por dólar. 

Una vez que se aclaró que, ya como presidente, Trump y su gobierno no destruirían la unión comercial, el mercado se tranquilizó y el peso dejó de estar presionado; sin embargo, ya nunca se recuperó el nivel previo de los 16 pesos por dólar previos a la elección estadounidense. 

Poco a poco, la marca de los 20 pesos se fue constituyendo como el valor de referencia para nuestro país de la moneda americana. Primero, por practicidad; es mucho más fácil pensar en múltiplos de 20 en 20, y segundo, porque ya no se movió tanto. 

López Obrador no tiene en mente otras variables económicas que no sean la subida de los precios (inflación) y el precio del dólar (tipo de cambio). Como buen político que se estrenó en los años 70, conoce de primera mano los efectos de las crisis económicas que destruyen el nivel de vida de las personas, precisamente por esas variables: una devaluación y una inflación que empobrecen a las personas 

AMLO le tiene pavor a que dichas variables se le salgan de control y de ahí que ha hecho lo que ha podido para asegurarse que no presenten problemas. 

En el caso de la inflación, anunció su programa para intentar controlar las subidas de los precios, pero hoy sabemos que dicho programa será de resultados pobres, porque las medidas anunciadas no atienden la fuente de los problemas. La única medida que efectivamente ha logrado evitar que la inflación este arriba de cómo está es la eliminación del IEPS a gasolinas y diésel que aplica Hacienda desde hace semanas, y que evita que en lugar de tener que pagar 28 pesos por litro usted “solamente” esté pagando 22 pesos. 

Por litro, el gobierno de México le está ahorrando unos 5 pesos con 40 centavos.  Por un tanque de 40 litros, el apoyo pasa de los 215 pesos. Muy buenos para el bolsillo de cualquiera, pero terribles para las finanzas públicas. 

Por otro lado, el precio del dólar abajo de los 20 pesos es música para los oídos del presidente, porque significa que el peso mexicano “se hace más fuerte” en medio de la incertidumbre. Sabe perfectamente que en el subconsciente de millones de mexicanos una crisis económica siempre está marcada por una importante depreciación del peso. 

Si el dólar se mantiene o baja, significa que la economía mexicana va bien. Esa es la lógica del gobierno. 

Desafortunadamente no es así. El peso mexicano está “fuerte” por la importante entrada de divisas que se ha dado al país, producto de varias fuentes. Una de ellas es las remesas, que han alcanzado máximos durante estos años.  

Las otras fuentes han sido las exportaciones (gran demanda de productos mexicanos fuera del país), el turismo extranjero (al ser México un país que no puso restricciones de ningún tipo al flujo de personas por la pandemia, los visitantes siguieron y siguen llegando) y, por supuesto, las inversiones financieras. 

La tasa de referencia que paga el país está todavía muy por encima de lo que se paga en el extranjero. Traer dinero a México en el corto plazo es más rentable y eso se refleja en el precio del dólar. 

Si la reserva federal sigue subiendo su tasa de interés, entonces volveremos a ver ajustes al tipo de cambio y nuestro peso dejaría de ser tan “fuerte”. 

Hoy si el peso está fuerte o no, poco importa en la actividad económica, en la inversión o en la generación de empleos formales. Ya sabemos que nuestra economía lleva estancada un año completo y; sin embargo, nos conforma saber que nuestro peso “está fuerte”. 

Pero, ¿por cuánto tiempo? 

Twitter: @Israel_Macias

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