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Ataque cibernético a la Sedena

Un tema relevante que remite a una reflexión sobre la forma en la que circula o circulará la información en las próximas semanas se trata de la infiltración en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) de una agrupación que se hace llamar Guacamaya y que extrajo de los aparentemente descuidados archivos electrónicos estratégicos sobre diversos temas que esencialmente se remiten, por la naturaleza de la dependencia, a contenidos de seguridad nacional. Pascal Beltrán del Río, en su columna de opinión, lo describe de la siguiente forma: “A una velocidad promedio de 42 Mbps, los hacktivistas de Guacamaya habrían tardado 12 días en descargar los seis terabytes de contenidos –equivalentes a la capacidad de 24 computadoras portátiles de 256 gigas”.

De momento, la Presidencia de la República aceptó que el incidente se llevó a cabo, pero ha desestimado la relevancia de este asunto; sin embargo, el daño a la secrecía y a la estructura de la información que se contiene en los archivos extraídos, definitivamente, por lo dicho por el presidente, no dio lugar a considerar medidas importantes para restablecer un sistema de vigilancia sobre la información que, sin contexto, sin los elementos de explicación adecuados, darán lugar a toda una serie de interpretaciones que, con legitimidad o no, aparecerán en el panorama informativo como ha comenzado, desde la semana pasada, a desarrollarse en las diferentes fuentes de información a las que los ciudadanos tienen acceso.

Entre otros asuntos que han comenzado a circular por esa vía, la del hackeo, se encuentra una relacionada con la salud del presidente. Un gran debate ha existido, no este momento, sino a lo largo, fundamentalmente, de la presencia de los medios electrónicos de masas en el siglo 20, sobre el carácter privado y público que representa una información delicada como lo es el seguimiento de la salud de cualquier paciente. Un gran tema que remite a la época en que las mediaciones informativas estaban más o menos delimitadas por los medios profesionales de comunicación y sus estructuras de dirección de información. La gran discusión sobre la frontera de lo privado y lo público involucra una vez más a las redacciones profesionales en el sentido de responder a la pregunta sobre si es legítimo informar sobre el estado particular de una persona, que resulta ser el presidente.

El interés periodístico sobre el estado de salud presidencial lo representa no la persona, sino el cargo que desempeña y la naturaleza de decisiones que debe tomar, así como el rumbo administrativo que se pone en marcha con la maquinaria administrativa del gobierno, lo que interpela a los medios a analizar ese estado de salud por las consecuencias administrativas que se derivan de las decisiones tomadas.

Si bien los órganos profesionales de información podrían someter a un cierto ejercicio de deliberación, organización y contexto para su publicación, la gran presencia de diferentes fuentes de información que no tienen esa organización escapa del marco normativo de algunos portales y espacios de información electrónicos.

El debate ante los medios está perfectamente claro y la cantidad de información constituye un reto importante. La sobreabundancia de información no necesariamente informa, más bien contribuye a un enrarecimiento de observación de los datos. Por otra parte, nunca la Sedena se había enfrentado a un escrutinio público como el que deberá afrontar en el curso de las siguientes semanas.

Se avecina un importante reto en la dimensión comunicativa de nuestro país al contar con un marco del que habrá que analizar sustancialmente la legitimidad de los datos informativos. Por otra parte, los diferentes portales y espacios de comunicación que no tienen estos elementos de corroboración de la información, de igual forma enfrentarán un gran dilema ético. La ciudadanía tendrá el reto de confrontar diversas versiones de un mismo fenómeno. Y aquí, se pregunta uno: ¿a qué papel se sujetará una institución militar sin la mínima exigencia de rendir cuentas frente a este complejo asunto al que el presidente le restó importancia?

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jl/I