INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

AMLO en su quinto año 

Ya no hay secretos debajo de la mesa o sorpresa que pueda darnos el presidente López Obrador. Su gobierno ya está en la fase final. Lo que significa que la famosa cuarta transformación que se lanzó como una promesa de un gobierno que traería un gran cambio a la vida pública nacional, tan grande que se equipararía a las otras tres transformaciones previas: la Independencia, la Reforma y la Revolución mexicana. 

Hoy, ya bien entrado el quinto año de gobierno, sabemos que eso no fue más que retórica y propaganda. El gobierno del presidente López Obrador pasará a la historia como uno con los peores resultados en varios rubros, sobre todo el económico. 

En la economía no hubo transformación de ningún tipo, más bien una serie intentos por fomentar el desarrollo económico del sureste del país por medio de dos obras que no habrán sacado al sureste de su atraso permanente. 

Lo más probable es que ambos proyectos se conviertan en un lastre más para el presupuesto público: obras que son barriles sin fondo, que cuando entren en operación no harán otra cosa que perder dinero y que se mantendrán abiertas solamente porque se le estarán inyectando recursos públicos que estarían mejor si se fueran a seguridad, salud o educación. 

Algo así como lo que ya ocurre con el aeromuerto Felipe Ángeles, que tiene tan pocas operaciones que es indispensable que se le estén transfiriendo diariamente 2 millones de pesos. El presidente lo vendió como la gran solución al problema de la saturación, tiró a la basura un proyecto bien hecho y con financiamiento nacional y extranjero. Hoy nos quedamos con la deuda, un aeropuerto inútil y el mismo problema de saturación en la principal ciudad del país. 

Ese es el tono del quinto año de gobierno, el último en el que los presidentes mexicanos suelen contar con todo su poder. Se trata de los últimos meses en los que López Obrador gozará de todo el poder presidencial, porque una vez arrancada la carrera presidencial irá empequeñeciéndose. Justo como les fue pasando a todos y cada uno de sus antecesores. 

Los cientos de colaboradores, empresarios, banqueros, interesados y simples aduladores se irán retirando. Buscando acomodarse bajo el cobijo del nuevo sol que estará por salir. 

Ese ha sido el ciclo del presidencialismo mexicano y seguramente será el ciclo que viviremos en este gobierno. Aunque la fuerza de López Obrador se perciba aún como invencible o como dueño de una figura que no tenga comparación, la pérdida paulatina del poder será irrefrenable. 

Es por eso que, las mermas del gobierno que registremos durante este su quinto año de gobierno, deberían de ser la cúspide de los logros del sexenio. Si lo que vemos son solamente politiquería, propaganda e insultos, pues es la consecuencia natural de un gobierno que llega a su fin, sin resultados prácticos que presumir. 

En fin, esto que vivimos ahora es el final del gobierno de AMLO, aquél que en alguna ocasión prometió que traería una cuarta transformación y que solo quedó en un gobierno mediocre, dilapidador de los pobres recursos públicos y generador de una mayor corrupción. 

Twitter: @Israel_Macias

jl/I