INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Oscurantismo contemporáneo

Hace unos días vi publicado en un periódico local un reportaje sobre un ingeniero que apoyaba la teoría de la Tierra plana. Es increíble que a estas alturas haya quien sostenga una idea así, dada la avalancha de evidencia en contra, pero en realidad es un ejemplo perfecto de lo que se llama el sesgo de confirmación: los humanos tendemos a escuchar sólo aquella información que es congruente con lo que pensamos y desechamos la que no. En el caso de las teorías de la conspiración se llega al extremo de pensar que toda información en contra se asume como el resultado del mismo complot, lo que refuerza aún más la idea original.

Ahora, si todas las personas somos susceptibles de caer en ese error, ¿cuál es la garantía que no seamos nosotros los que estemos equivocados al proponer un modelo en el que la Tierra es un esferoide? La respuesta está en que, puestos a competir, los dos modelos deben explicar los fenómenos observables, y además, como decía Guillermo de Occam, la respuesta más sencilla tiende a ser la correcta. Si un modelo necesita añadidos constantemente para explicar los hechos, probablemente sea mejor desecharlo; por ejemplo, el modelo de órbitas perfectamente circulares fue desechado porque el modelo de Kepler de órbitas ligeramente elípticas explicaba mejor las observaciones sobre el movimiento observable de Marte. Eso es en esencia de lo que se trata la ciencia: de proponer modelos que expliquen con mayor precisión la realidad, y cuando ya no se satisface esto, se abandonan en favor de otros paradigmas que funcionen mejor. Y para ello, la ciencia se basa en otra herramienta fundamental: la experimentación. Cualquier persona puede poner en duda lo que sea, pero debe proponer mecanismos de comprobación para que los demás podamos llegar a una conclusión.

Es por esto por lo que podemos rechazar las ideas de la Tierra plana (al igual que los horóscopos o la homeopatía), porque su modelo está lleno de inconsistencias y no proponen mecanismos de comprobación experimental; peor aún, rechazan experimentos tan sencillos como el usado por Eratóstenes hace aproximadamente 23 siglos, para demostrar con geometría que nuestro planeta es un globo; piensan que las fotos desde el espacio están trucadas y que la Estación Espacial Internacional es parte de una gran conjura.

Pero más allá de estas ideas paranoicas (llamarlas teorías es un exceso), es preocupante que los medios de comunicación den espacio a este tipo de tonterías; quizá no todos publiquen cosas tan absurdas como que la Tierra es plana, pero una gran mayoría, periódicos, radio y televisión, dedican tiempo a modelos patentemente equivocados como los horóscopos o la adivinación. Habrá quien diga que es simplemente por diversión, pero en realidad se trata de una industria que medra con la credulidad de la gente, y estos adivinos están más que felices de recibir dinero a costa de engañar a las personas. Por el contrario, cada vez hay menos espacios en los medios para los programas de comunicación pública de la ciencia o para el fomento del pensamiento crítico.

No estoy a favor de censurar ideas que sean chocantes; por el contrario, creo que todas las ideas deben debatirse abiertamente; sin embargo, cuando un esquema es evidentemente equivocado, lo más sano es dejarlo atrás: hoy nadie publicaría un artículo de cómo es que las cigüeñas traen a los bebés desde París. Esto hace necesario mejorar la educación, para que todos podamos seguir y entender los argumentos en pro y en contra, y poder tomar nuestras propias decisiones.

Por vacaciones, estaré fuera seis semanas. Nos leemos de regreso.

[email protected]

da/i