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Siempre mintió
El abogado de Ovidio
Los resultados de la convocatoria para participar en la Muestra Estatal de Teatro (MET) de nueva cuenta se traducen en una polémica entre los excluidos, los incluidos y la Secretaría de Cultura Jalisco, institución convocante. Desde hace 10 años he vivido la MET desde distintos frentes. A partir de entonces confirmo que en cada una de esas ediciones las confrontaciones –con mayor o menor violencia- son la constante. Aunque estar dentro o fuera de la lista de participantes no hace la diferencia en asuntos prioritarios como la obtención de beneficios laborales mínimos, o la proyección real del trabajo escénico que lleve gente a las salas, algunas voces sueltan airadas arengas que sólo se traducirán en un cambio si esta experiencia les permite abrirse a la autocrítica y al diálogo.
Jóvenes que no buscaron revertir una convocatoria que los excluye y –extrañamente– aun así se inscriben, lo que supone una aceptación tácita de las reglas, y una vez publicados los resultados reaccionan apelando a un trato injusto. Grupos que llaman privilegiados a los creadores que presentarán su trabajo en la MET para recibir –la historia nos dice que mal y tarde– un pago que difícilmente compensará su trabajo. Creadores inscritos en el realismo llaman improvisados a quienes buscan extender sus poéticas o redirigen su quehacer y modernillos que ven por encima del hombro a quienes hacen teatro de la palabra. Mientras allá, en la hondura del paisaje teatral de Jalisco, los teatreros de Acatic, Zapotlán, Puerto Vallarta o Sayula siguen imaginando qué es la Muestra Estatal.
Todas estas reacciones legitiman la tradición de la MET: todo se mueve para que nada cambie. ¿Por qué? Porque las salas siguen semivacías y los creadores insisten en que el único inversor sea el Estado, un mal cliente que cada día adelgaza más su monedero mientras la fila de creadores en busca de recursos crece. En esa fila concursan los maestros y sus alumnos. Todos, con sus carpetas bajo el brazo, cruzan los dedos para que su trabajo de meses pueda traducirse en dos o tres renglones más en la justificación de su próximo proyecto. De un pago justo, mejor ni hablamos.
Este viernes la Jefatura de Teatro de la SCJ recibirá a jóvenes estudiantes de artes escénicas provenientes de diversas universidades y escuelas privadas para analizar la convocatoria de la MET. Celebro que la inconformidad haya dado el paso a la organización y sugiero se aproveche el encuentro para discutir sobre la que, nunca lo olvidemos, es la razón del teatro: el público, ese convidado ausente.
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JJ/I