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Quinto Patio

El coordinador de los legisladores naranjas, Salvador Caro, no puede estar más que feliz con la aprobación del Constituyente. No logró la unanimidad ni de los diputados ni de partidos, pero logró sacarlo casi casi como la quería. Y hasta las asperezas que tenía con otros ocupantes de curules, como Héctor Pizano y Enrique Velázquez, se limaron, y al primero hasta lo felicitó en sesión por su valentía y empeño en este tema. El panista Gustavo Macías y la morenista Erika Pérez se justificaron por avalar este proyecto aludiendo que se tomaron en cuenta sus observaciones.

Y la que los sorprendió fue la priísta Mariana Fernández al decir que votarían en contra, ya que pensaban que sí se sumarían los tricolores. Su argumento fue que no pueden perder terreno en la congruencia que están buscando desde la oposición, y al final quieren jugar el papel de “se los dije”. Y lo que sí se ganó es que el tiempo decidirá si es buena idea o no. Por ahora el Constituyente suena a algo muuuuyyyy alejado y ajeno a los problemas apremiantes de los jaliscienses.

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De (in)seguridad mejor ni hablamos; así lo prefirió Pablo Lemus al dictar su cuarto informe de actividades. Resulta que de 40 minutos de hablar sobre sus logros, sólo cinco destinó a temas de seguridad y prácticamente los acaparó el programa de pulso de vida. De cifras sobre incidencia delictiva mejor ahí le dejó y se fue a platicar de la ciudad de los niños, de bibliotecas, útiles, etcétera, etcétera. Eso sí, contrario a los pronósticos lo acompañó el gobernador Enrique Alfaro, quien usó el micrófono sólo para reiterarle su amistad; es más, hasta dijo que las diferencias de visiones (Villa Panamericana) son bienvenidas. ¿Será? ¡Ah!

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Lo que se negocie con el gobierno federal y el estado de Guanajuato va a tener efectos sobre las políticas del agua en otras cuencas, advierte uno de los más experimentados políticos jaliscienses y abierto promotor de la presa El Zapotillo y el acueducto a León: Francisco Mayorga Castañeda, ex secretario de Agricultura en los dos gobiernos federales panistas y titular de la cartera en los años de Alberto Cárdenas Jiménez en Jalisco. Hoy, bajo la cachucha del Consejo Consultivo del Agua (CCA), dice que la “víctima” de este cambio que seguramente promoverá Guanajuato al no recibir agua del río Verde, es el lago de Chapala.

Más allá de que esta visión pesimista puede ser cierta, lo que revela el dicho de Mayorga es la falta de oficio político por parte de los dos gobiernos y de la propia administración Federal para vender de manera adecuada un proyecto y simplemente imponerlo por la vía de la tecnocracia. También nos revela que los conflictos por el agua ni de lejos se van a resolver pronto y más bien la tendencia será a que se agraven con el paso de los años. Bienvenidos a las guerras por el agua.

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El horror vive en el subsuelo metropolitano; ya sea en fosas clandestinas cavadas en una vivienda cualquiera o en un pozo que en lugar de dar agua ofrece trozos de cadáveres. Sigue en boga la inhumación clandestina de cuerpos que atravesaron sufrimientos antes de sucumbir. Se inflige dolor no sólo a cada una de las personas sino también a sus familias. Hacer sufrir a otros se convirtió en un oficio vinculado a lo maligno.

En el caso del ejido La Primavera se supera ya una semana de extracción constante de más de un centenar de bolsas con restos humanos, pero además de en el infierno también nos hundimos en el desconocimiento, pues nuestras autoridades no saben quién dejó ahí los cuerpos, quiénes son las víctimas, quién es el propietario del sitio. Y lo peor, nadie sabe quién será el siguiente. Jalisco 2019 es la barbarie.

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JJ/I