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Encuentro Memoria y Construcción de Paz 

La memoria colectiva es una manifestación social que juega un papel fundamental en la exigencia de justicia y verdad ante crímenes de lesa humanidad, violaciones reiteradas de derechos humanos y situaciones de violencia extrema, como las que se están viviendo en el país desde la fallida política en materia de seguridad implementada en 2006 por Felipe Calderón. 

La memoria colectiva expresa el sentir y pensar de una generación de mexicanos que sigue exigiendo la presentación con vida de las y los desaparecidos en el periodo de la llamada guerra sucia; pero también en el tiempo presente articulando a redes, colectivos y familias que en su dolor han resignificado el interés individual de la tragedia de la pérdida o desaparición de un ser querido, para llevarlo a la exigencia social de reparación del daño y garantías de no repetición. 

En ese sentido, el proceso de paz de Colombia, aún con todas las dificultades para salir adelante y la falta de voluntad política de muchas autoridades para llevar a la práctica los acuerdos para la pacificación, representa un referente sobre los sitios de memoria y la necesidad de transmitir a las nuevas generaciones las enseñanzas de construcción de paz, esperando que nunca más haya otro enfrentamiento entre hermanos que regrese al conflicto armado la solución de los problemas sociales. 

En Colombia, por ejemplo, existe una Red Colombiana de Lugares de Memoria que ha trabajado procesos de memoria, verdad y construcción de una cultura de paz desde la sociedad civil, y a nivel institucional existe un Centro Nacional de Memoria Histórica que señala que su misión es “contribuir a la realización de la reparación integral y el derecho a la verdad, del que son titulares las víctimas y la sociedad en su conjunto, así como al deber de memoria del Estado, en ocasión de las violaciones ocurridas en el marco del conflicto armado colombiano y en un horizonte de construcción de paz, democratización y reconciliación”. 

En el caso de México, diversos colectivos han reclamado espacios de memoria construidos desde abajo, como el antimonumento a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y los zapatitos de los niños de la Guardería ABC, ambos instalados en Paseo de la Reforma, de la Ciudad de México; o el que está frente al edificio de Bellas Artes, de la misma ciudad, demanda un alto a los feminicidios. En ese sentido, los próximos días 20, 21 y 22 de noviembre tendrá lugar en Guadalajara un encuentro de familiares y organizaciones sociales para la construcción de memoria y construcción de paz.  

Organizado por el Laboratorio Visiones de Paz del Centro María Sibylla Merian de Estudios Avanzados en Humanidades y Ciencias Sociales, Calas; el Colectivo Reco (Recordar, Reconstruir, Reconciliar), la Fundación Heinrich Böll y coordinado por la doctora Paola Ovalle, de la Universidad Autónoma de Baja California, se reunirán familias y colectivos de 12 lugares del país donde han ocurrido grandes crímenes, y que de manera autogestiva las familias y víctimas han realizado un proceso de memoria colectiva para resignificar esos lugares de dolor hacia la exigencia de justicia y verdad.  

Como parte de los propósitos del encuentro se vislumbra la oportunidad de compartir, articular y analizar estas experiencias a través del diálogo, escucha entre las familias, comunidad académica, activistas, artistas y líderes sociales e iniciar los trabajos para conformar una red en el país de lugares para el recuerdo y la pacificación. 

Esperemos que este esfuerzo académico y de colectivos como Reco, lo hagan posible y que en México empiecen a ser más visibles los esfuerzos a favor de la paz y la memoria, que exige poner un alto a tanta violencia y dolor. 

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