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Un grupo de científicos en Reino Unido identificó una bacteria intestinal que podría retrasar e incluso revertir la acumulación de una proteína asociada con el mal de Parkinson, sugirió un estudio publicado en la revista Cell Reports.
Dicho hallazgo podría allanar el camino para futuros estudios que analicen cómo las bacterias intestinales buenas, también llamadas probióticos, repercuten en la enfermedad de Parkinson.
Investigadores de la Universidad de Edimburgo explicaron que en los cerebros de personas con esta enfermedad la proteína alfa-sinucleína se acumula formando grupos tóxicos, que están asociados con la muerte de las células nerviosas responsables de producir dopamina, un químico clave que coordina los movimientos.
La pérdida de estas células provoca los síntomas motores, como temblores y lentitud de movimiento, asociados con el Parkinson.
Como parte del estudio, los investigadores utilizaron gusanos redondos alterados para producir la proteína alfa-sinucleína y los alimentaron con diferentes tipos de probióticos para ver si podían afectar la formación de grupos tóxicos.
Con ello, descubrieron que la bacteria Bacillus subtilis tenía un efecto protector contra la acumulación de esta proteína. Además, era capaz de eliminar algunos de los grupos de proteínas ya formados, lo que mejoró los síntomas de movimiento en los gusanos.
También encontraron que la bacteria podía prevenir la formación de grupos tóxicos de alfa-sinucleína al producir químicos que cambian la forma en que las enzimas procesan grasas específicas.
“Se cree que los cambios en las bacterias del intestino desempeñan un papel en el inicio del Parkinson en algunos casos y están vinculadas a ciertos síntomas. Por eso hay investigaciones en curso sobre la salud intestinal y los probióticos”, dijo la gerente de investigación de la ONG Parkinson, Beckie Port.
EH