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Epidemias: espacio de la creación

(Exploración. Profesionales o amateurs, los artistas se vuelcan a sus aficiones. Foto: Especial)

Hace 100 años, el mundo se libraba de otra pandemia que había llegado dos años antes y se había cobrado 40 millones de vidas. Al igual que el coronavirus, no reconoció fronteras ni clases sociales. 

Dos de los muertos por la gripe española fueron los austriacos Egon Schiele y Gustav Kilmt, discípulo y maestro respectivamente, creadores fundamentales para el nacimiento del expresionismo en la pintura, corriente que privilegia la visión interior frente a la realidad objetiva, y que ayudaron a soportar la amargura generada en pleno período de entreguerras. 

Un siglo después, y tal vez sin conocer nada sobre aquella epidemia que a pesar de su nombre no nació en España, miles de uruguayos, o más bien, uruguayas, se lanzaron a pintar. 

Así lo confirmó Sputnik en recorrida por papelerías y tiendas del ramo cuyos encargados, sorprendidos, coinciden en una frase: “Agotamos todo”. 

“Sí, se vio reflejado en nuestras ventas”, dice Félix Pereyra, gerente general de Infantozzi, una referencia en la venta de materiales de expresión plástica para niños y adultos en Montevideo. “Hubo un despertar de eso que estaba un poco en el olvido. La cuarentena y el hecho de que la gente esté sin mucho qué hacer despertó esa inquietud para volver a pintar”. 

La firma, que también es distribuidora de artículos, vio crecer en forma notable la venta de bastidores, pinceles, fibras enteladas, papeles o blocks para acuarelas, óleos y crayones, aunque eso apenas ayudó a paliar el derrumbe de ventas de los otros productos. 

Como ocurrió con casi todas las pequeñas y medianas empresas de la región, Invernizzi se vio obligada a reducir personal, porque la pandemia hizo que el volumen de venta no fuese el esperado. Hoy funciona con la mitad de trabajadores y recortó su horario de atención a ocho horas diarias. Para enfrentar la cuarentena, que en Uruguay fue voluntaria, aceitaron su sistema de entregas a domicilio. 

“Cambiamos de público que adquiere el material. Antes me compraban colegios, talleristas e instituciones, y esos productos ahora pasaron a comprarlos José, Pedro y María”, describe el gerente. 

El noruego Edvard Munch también estuvo contagiado durante aquella epidemia de 1918, aunque él sí logró vencerla. Así lo demuestra en su Autorretrato después de la gripe española, una selfi pictórica en la que aparece vestido con una bata y sentado en un sillón de mimbre, junto a la cama. 

El cuadro que hoy se exhibe en la Galería Nacional de Oslo integra un compendio de obras que muestran la angustia existencial de Munch y del que también forma parte El grito, su pintura más famosa. 

La uruguaya Guillermina Uteda tiene 22 años, y en mayo de 2018 abrió una cuenta en la red social Instagram (@utedaarte), en la que exhibe sus propias pinturas. Durante la pandemia vio crecer la cantidad de sus seguidores de 8 mil a más de 12 mil. 

“Es impresionante en la pandemia cómo despertó el bichito artístico en la gente. Me han preguntado dónde comprar lienzos y pinturas, dónde compro mis propios materiales, también tips y ayudas para pintar como preguntas más específicas”, dice a Sputnik. 

La artista brindó cursos en línea en medio de la cuarentena que fueron “un furor”, e incluso fue contactada por una marca para convertirla en influencer, algo que no le vendría nada mal luego de haber “agotado la papelería del barrio”. 

A Guillermina le escribe gente de todas las edades, pero, por lo general, se trata de mujeres de entre 20 y 30 años. La relación sigue luego por la aplicación de mensajería WhatsApp, donde las incipientes artistas le mandan sus obras. 

“La gente está entusiasmada con pintar animales. Se podría decir que es lo que más han pintado”, señala. 

También el rostro de la pintora mexicana Frida Kahlo, revela, y añade: “Creo que lo más difícil de ser un artista es imaginar y crear cosas de la nada. Al principio eso es difícil y la copia siempre es mucho más fácil”. 

Sobre todo Pinterest, pero también otras redes sociales sirven como fuente de inspiración y la técnica más repetida es pintura acrílica; luego, sí, el óleo, “que es más difícil de utilizar”. 

Las obras que producen estos nuevos artistas también demuestran que la gente pinta aquello que ve. De momento, nadie exhibió autorretratos, como el de Munch. Tal vez aparezcan cuando termine la pandemia y sea hora de nuevas expresiones. 

jl/I