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Los elefantes y la tela de araña

Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña, dos elefantes... y así hasta que se cansa uno de cantar. Lo pegajoso de la canción es que por más elefantes que se balanceen, la tela de araña nunca se rompe. 

La imaginación es capaz de ver como real la unión de lo más incompatible; en este caso, es capaz de unir el elefante, que es lo que más pesa, con la tela de araña, que es lo más frágil y quebradizo. Valga la analogía para la clase política en tiempos de pandemia como el elefante, y la tela de araña es la sociedad mexicana. 

Así hemos vivido en México estos dos años, sumando elefantes en la cristalería nacional columpiándose todos en la misma tela de araña, dando por descontado que todo lo aguanta. 

Ya deberíamos estar acostumbrados a que todas las semanas se acumulen conflictos y desacuerdos en el espacio público. En días pasados tuvimos ejemplos relevantes con expresiones que llevan a considerar un agravamiento de los problemas. Los que se columpian han vuelto más estridente la vida pública del país. 

En muchas mañaneras el presidente hace crítica de sus adversarios y de la prensa. El diario Reforma es el preferido, en un tono despectivo lo llamó “pasquín inmundo”. Este pleito Reforma-Presidencia sobre el caso Macuspana tiene como primera víctima a la información. El periódico hace una asociación de hechos: la renuncia del cabildo con las observaciones del Congreso al presupuesto y la pariente del presidente hace la narrativa: “Cuñada de AMLO es vinculada a desfalco en Macuspana”. Dando por hecho la corrupción de familiares del presidente. El presidente opta por descalificar al mensajero Reforma, en lugar de responder puntualmente con información sobre lo que está sucediendo en Macuspana. 

Las mañaneras son el mecanismo mediante el cual ejerce la gobernanza, difunde las acciones de su gobierno, hace propaganda y responde preguntas de periodistas o de paleros para reorientar o desviar temas candentes. 

La Suprema Corte de Justicia de la Nación no se ha pronunciado sobre la viabilidad jurídica y constitucional de una consulta popular para enjuiciar a los ex presidentes de la República. Necesitan en Palacio su aval de constitucionalidad para preguntar a los mexicanos si están o no de acuerdo en que se lleve a cabo un juicio a cinco ex presidentes de la República, desde Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, hasta Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. 

Diez gobernadores de oposición decidieron romper con la Conago, y plantean otro tipo de relación entre gobiernos estatales y Ejecutivo federal para rehacer el pacto fiscal. 

Se ha elevado la confrontación pública a tal grado que ha perdido la política y han ganado las violencias y las rupturas. 

El drama es que la tela de araña se ha roto y no sabemos qué hacer con la manada de elefantes que han dejado de columpiarse. Hay elefantes que se han quebrado la pata en la caída, como los partidos que no obtuvieron su registro. Otros tienen más hambre de poder, otros se están poniendo violentos, otros siguen con el discurso viejo, y algunos otros invitaron al narco a subirse al columpio. 

No todos los ciudadanos sabemos decir “sí, mi presidente”. El servidor supremo de la nación no puede gobernar con la piel delgada, sus ojos saltan tan pronto lee una crítica a su actuar y se pone el traje de censor. 

Nos toca a los ciudadanos rehacer la tela de araña procurando que sea más sólida y, sobre todo, evitando sobrecargarla con elefantes, y no hay tela, por el momento, que lo aguante, y tenemos que hacernos cargo de nuestro destino. 

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