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Un México violento
Porque nos la quitaron
La crisis de la pandemia, que se extiende por el mundo desde principios de 2020, marcó de forma decisiva el mensaje del papa Francisco en el día del santo patrono de los periodistas, San Francisco de Sales. El mensaje número 55 de cada año a los medios de comunicación y a los periodistas, lo sintetiza en la frase “ir y ver”.
Como una sugerencia para toda expresión comunicativa que quiera ser honesta, ya sea en la redacción de un periódico como en el mundo de la web, así como en la comunicación política o social.
El papa menciona que se corre el riesgo de contar la pandemia, al igual que todas las crisis, “sólo con los ojos del mundo más rico”. La reflexión de Francisco se dirige, en este sentido, a la cuestión de las vacunas y la atención médica, al riesgo de exclusión de las poblaciones más pobres.
“¿Quién nos hablará –se pregunta– sobre la espera de la curación en los pueblos más pobres de Asia, América Latina y África?”.
Se trata de un peligro que también afecta al “mundo de los más afortunados”, donde “el drama social de las familias que han caído rápidamente en la pobreza permanece en gran medida oculto”. Así pues, las diferencias económicas corren el riesgo de marcar el orden de distribución de la vacuna anticovid, con los pobres siempre en último lugar y basados en el derecho a la salud en los discursos, pero vacíos en la vida real.
Invita a los comunicadores y periodistas a narrar el drama mortal de esta pandemia y a la vez los ejemplos esperanzadores de entrega y solidaridad que se dan en abundancia en la sociedad.
En su mensaje plantea salir de la “cómoda presunción de lo ‘ya conocido’”, y señala que en el gran tema de la información, se está dando un aplanamiento en los “periódicos fotocopia” o en los noticieros de radio y televisión y páginas web que son sustancialmente iguales, donde el género de la investigación y del reportaje pierden espacio y calidad en beneficio de una información preconfeccionada, “de palacio”, autorreferencial, que es cada vez menos capaz de interceptar la verdad de las cosas y la vida concreta de las personas, y ya no sabe recoger ni los fenómenos sociales más graves ni las energías positivas que emanan de las bases de la sociedad.
Para el papa Francisco, por tanto, “la crisis de la industria editorial corre el riesgo de llevar a la información a construirse en las redacciones, frente a las computadoras, “sin ‘gastar las suelas de los zapatos’”.
Por otro lado, existe el riesgo de una comunicación social “sin verificación”, y más que satanizar la herramienta de las redes sociales, debemos los usuarios tener una mayor capacidad de discernimiento asumiendo la responsabilidad a la hora de difundir contenidos.
Para Francisco, el periodismo, como relato de la realidad, requiere la capacidad de ir allá donde nadie va: un movimiento y un deseo de ver. Una curiosidad, una apertura, una pasión. Gracias a la valentía y al compromiso de tantos profesionales –periodistas, camarógrafos, montadores, directores que trabajan corriendo grandes riesgos– hoy conocemos, por ejemplo, las difíciles condiciones de las minorías perseguidas en varias partes del mundo; los innumerables abusos e injusticias contra los pobres y las muchas guerras olvidadas que se han contado. Y señala que “sería una pérdida no sólo para la información, sino para toda la sociedad y para la democracia si estas voces desaparecieran: un empobrecimiento para nuestra humanidad”.
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