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Ingenuos
El abogado de Ovidio
El gobierno de López Obrador alcanzará en 2022 lo que he llamado “quiebra social”: al gobierno ya no le alcanza el dinero para lo que debería; para proveer salud, educación y seguridad. En ese estado estarán las finanzas públicas en 2022.
¿Para qué paga impuestos? Creo que coincidirá en que si pagamos impuestos queremos que el dinero se gaste de la mejor manera: caminos y carreteras de calidad, alumbrado público, servicios médicos eficientes, medicamentos y equipos, seguridad pública…
En 2022 el gobierno de AMLO por primera vez se enfrentará a las verdaderas restricciones financieras del presupuesto federal. El dinero que recauda no alcanza para los gastos básicos y para atender los problemas nacionales.
Este problema no es nuevo; los economistas que lo acompañaban le advirtieron que si quería tener éxito en su gobierno debería llevar a cabo una profunda reforma fiscal. AMLO dijo que no, que la llevaría a cabo a la mitad de su sexenio. Hoy sabemos que tampoco ahora habrá ninguna reforma, que ajustar impuestos causaría a Morena un costo político enorme que el presidente no está dispuesto a pagar.
¿Primero los pobres? No. Primero los votos.
Hacienda resolvió como pudo los faltantes estos tres años, sobre todo metiéndole mano al dinero a fideicomisos y fondos de ahorro que tenía el gobierno federal. La tragedia es que para 2022 ya no hay fondos de emergencia o guardaditos. Esos dineros se han ido y la única forma de salir adelante será aumentar el endeudamiento o hacerle recortes al gasto.
El nuevo secretario de Hacienda lo sabe y el plan enviado al Congreso incluye una combinación de ambos elementos. Subirá el endeudamiento del gobierno pero también se harán ajustes a los rubros en los que se gasta, pero hay algunos en los que no es posible, por ejemplo, intereses de la deuda, salarios de los funcionarios y pensiones.
Del total del PIB de México, el gobierno tiene ingresos por casi los 22 puntos, pero los gastos totalizan más de 24 por ciento del PIB.
De esos gastos, 4.8 por ciento del PIB va a “gasto en combustibles y energía”, que incluye inversiones en Pemex (léase refinería Dos Bocas) así como en CFE. El gasto en pensiones se comerá en 2022, el 5.3 por ciento de todo el PIB del país. Ya se le fueron 10 puntos y no ha cubierto nada de educación, salud o seguridad.
Todo el gasto público en educación en México, desde preescolar hasta posgrado, representa apenas 3.1 por ciento del PIB. Todo el gasto en salud es apenas 2.8 por ciento. Y todo el gasto en seguridad apenas si alcanza 1.5 por ciento. México destina mucho más dinero al pago de pensiones y a Pemex que a salud, educación o seguridad.
Mientras, el pago de pensiones seguirá creciendo y este gobierno no querrá recortar el dinero que reciben los proyectos consentidos del presidente, entonces no quedará otra alternativa que seguirle sacando recursos de lo que realmente nos importa a los mexicanos que pagamos impuestos: salud, educación y seguridad.
A eso le llamo la quiebra social: un gobierno que recauda poco y, lo poco que tiene, no lo gasta en lo que debería de gastar.
Twitter: @Israel_Macias
jl/I