INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

La doble vacunación

La pandemia nos ha expuesto a un miedo nuevo y singular: la permanencia. Tener temor por contacto con posibles contagiados o respirar va en contra de nuestro sentido de supervivencia como animales sociales que somos. 

El fin de semana pasado tuve una jaqueca eléctrica que me encontró en casa de mi madre. No es la primera vez. Desde hace décadas he tenido migrañas que me han llevado incluso al hospital. Pero el contexto sanitario es distinto: estamos en medio de una epidemia y uno de los síntomas, aunque de los menos habituales, es el dolor de cabeza. 

Me espanté. Salí con urgencia de la casa de mis viejos por su bienestar, apesadumbrado por la incertidumbre. Aunque tengo mi esquema de vacunación contra el Covid-19 completo con Pfizer, estoy consciente de ser parte de uno de los grupos de riesgo en caso de contraer la enfermedad. 

Al final no pasó de ser un dolorón de cabeza momentáneo y horas después ya estaba como si nada. Sin embargo, por las características del contagio, el temor permanece. 

Vivo los riesgos como cualquiera. Voy al trabajo, uso el transporte público, convivo con mis familiares, compañeros y amigos, intercambio momentos con toda clase de personas en tiendas, en la calle, en mi casa. Como todos, estoy expuesto como un nervio y, sin embargo, ya llevo una vida prácticamente normal. 

Con todo, reconozco que hay otros sectores laborales con mayor riesgo respecto al mío. El magisterio, por ejemplo. Relacionarse con sus alumnos, compañeros y jefes significa extrapolar la posibilidad de contacto y eso los expone a diversas cadenas de contagio. 

Hoy se encuentra abierto un debate, primero por parte de la UdeG y luego retomado por el gobernador, sobre la posibilidad de ampliar el esquema vacunal del sector educativo porque la gran mayoría de ellos fueron inoculados en abril pasado con la unidosis de Cansino. 

Al debate se suma la situación revelada por Edgar Flores y Lauro Rodríguez, reporteros de NTR, sobre un fenómeno que se ha presentado desde hace varias semanas: por alguna razón desconocida, el sistema federal de vacunación no registró las dosis de Cansino de la misma manera que las de los otros laboratorios y decenas, cientos o miles de personas, a saber, han podido vacunarse de nuevo con otras marcas. 

Esto representa varios problemas. El primero es que hasta ahora no hay estudios científicos concluyentes para recomendar la combinación de dosis de Cansino con las de los otros laboratorios. Por lo tanto, hay un riesgo en la salud de las personas que se están vacunando doble. 

Segundo, hay un tema ético de aprovechar una nueva dosis cuando todavía hay sectores de la población que no han tenido la oportunidad de recibir siquiera su primera inyección. 

Tercero, esta situación provocada por la Secretaría de Salud federal y el gobierno de la 4T puede contraer errores estadísticos porque están contando las dosis duplicadas como si fueran individuales. 

Los datos aproximados son estos: En México se han inoculado 3 millones de docentes con Cansino y en Jalisco fueron más de 200 mil. Sin embargo, no se sabe ni hay control, de cuántos han podido volverse a vacunar con biológicos de otras marcas. 

Esto tiene como consecuencia la falta de certidumbre en el avance de la campaña de vacunación emprendida por el gobierno federal. ¿Cuántas personas faltan realmente? ¿Hay dosis suficientes para todos? ¿Qué alternativas hay para los sectores no vacunados y aquellos, como los maestros, que aspiran a reforzar su esquema? 

Hugo López-Gatell pasó de la estridencia de su conferencia diaria a un silencio sepulcral apenas roto brevemente los martes. Este es un tema no menos digno de ser tratado por la autoridad sanitaria de manera urgente. 

Twitter: @cabanillas75

jl/I