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Dos marchas, organizaciones de la sociedad civil se expresan

Los eventos cotidianos, por su cantidad y diversidad, en muchas ocasiones no dejan oportunidad para analizar cada uno de ellos en su especificidad, así como las conexiones que diversos acontecimientos tienen en la vida práctica cotidiana. Dos eventos de gran significado social tuvieron lugar hace unas cuantas semanas, la marcha “Mi voto no se toca”, seguido de la manifestación nacional, al igual que la anterior, de la marcha por el Día Internacional de la Mujer.

Los dos eventos no tuvieron como eje de enlace la mediación de partidos políticos ni, por otra parte, el financiamiento y seguimiento de instrucciones de ninguna institución gubernamental. Se trató de las denominadas organizaciones de la sociedad civil que plantearon una serie de escenarios relacionados con una visión política en la que, ante todas las estructuras de representación, la sociedad manifestó su inconformidad respecto de los lineamientos generales de organización institucional de la administración pública y de seguridad.

Por una parte, el sostenimiento de un sistema que ha representado uno de los pocos elementos de certidumbre que tiene el ciudadano relacionado con la organización de los procesos electorales, con el desarrollo de los mismos contando, esencialmente, con la participación de los ciudadanos en su organización, con su emisión de votos e, igualmente, con la verificación del adecuado conteo de los mismos y, finalmente, con la determinación de las representaciones ganadoras.

El Instituto Federal y ahora Nacional Electoral ha representado la construcción de una institución que después de un modelo de prácticamente un solo partido en el gobierno durante casi 70 años, en que se minó la confianza ciudadana en la estructura que organizaba las elecciones, desde 1996-97, se logró la consolidación de una institución ciudadana encargada de la organización de las elecciones y que se ha constituido desde su fundación, en una estructura que genera certeza. Dejar la organización electoral a un partido político, esto es, al partido en el gobierno, constituye un reto importante de avanzar o retroceder en el sistema de representación.

Por otra parte, quizá un momento de los que mayor tensión genera en el paso de los años lo constituye la marcha de las organizaciones y los colectivos de mujeres en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Los reclamos y las demandas de las mujeres no forman parte de condiciones establecidas por el sistema de partidos o por las diferentes instancias de gobierno que en ese día, son profundamente cuestionadas y llamadas a generar respuestas claras en relación con las políticas que deberían establecer condiciones de equidad, en virtud de que para eso existen presupuestos (raquíticos) y dependencias orientadas para establecer las políticas sobre estos temas.

El gran eje que pasa por en medio de las dos manifestaciones ha sido el hecho de que se trata de importantes expresiones políticas de la ciudadanía en relación con la forma en la que se desarrolla y proyecta la gobernanza de nuestro país. Los puntos específicos que convocaron a la ciudadanía, certidumbre de los procesos electorales y calidad de vida y seguridad para las mujeres son agendas que no han surgido en este momento, sino que forman parte de un reclamo sostenido en la historia reciente de nuestro país.

La organización social ciudadana expresó con claridad, una exigencia de atención a los legítimos reclamos de certeza y seguridad. Será importante que las instituciones políticas y gobiernos, en todos sus niveles, presten atención a las reflexiones ciudadanas porque en la calidad y cantidad que estos temas se colocaron en la agenda nacional e internacional, hace ver un profundo cuestionamiento del sistema que podrán escalar, también en cantidad y calidad, en tanto no haya respuestas positivas o claras de parte de los actores políticos y de gobierno a la ciudadanía.

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JB