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Los López amparándose
Porque nos la quitaron
La semana pasada, el Banco de México redujo la tasa de referencia a 10.75 por ciento. Esta decisión sorprendió a los mercados financieros. La misma fue vista con incredulidad tras el derrumbe financiero del Lunes Negro y el anuncio de la tasa de inflación anual para julio (5.75 %).
¿Por qué se tomó esta decisión? Existen razones que justifican la reducción de la tasa de referencia, basadas en sus posibles efectos a corto y mediano plazo en la economía.
Reducir la tasa de referencia tiene varios efectos. Primero, desincentiva el ahorro y aumenta la preferencia por tener liquidez, lo que incrementa la demanda de dinero para consumir bienes y servicios. Así, un impacto sería inducir una mayor inflación.
Segundo, al reducirse la diferencia entre las tasas reales de interés en pesos y dólares, invertir en dólares se vuelve más atractivo, lo que podría fomentar la salida de capitales y llevar a una mayor depreciación del peso.
Sin embargo, un aumento en el consumo y una depreciación del peso podrían, paradójicamente, estimular el crecimiento económico. La mayor demanda interna, el abaratamiento de las exportaciones y el encarecimiento de las importaciones podrían hacer rentables los ingresos y la producción en México.
El incremento de la producción, además, reduciría la preferencia por la liquidez e induciría presiones al alza sobre las tasas de interés. Así, podría establecerse un equilibrio macroeconómico con mayores niveles de producción y empleo, pero también con mayores tasas de interés e inflación.
¿Es viable este escenario? Lo es si se cumplen dos condiciones. La primera es que el Banco de México continúe reduciendo la tasa de referencia durante el resto del año. Al respecto, muchos analistas tenemos la expectativa que la tasa se situé entre 10.0% y 10.25% para fin de año.
La segunda condición es que las tasas de interés en EUA no bajen demasiado. Si la diferencia entre las tasas reales fuera muy alta, el Banco de México podría verse obligado a reducir aún más la tasa para evitar la sobrevaluación del peso y el colapso de las exportaciones netas.
En este contexto, las decisiones sobre las tasas del Banco de México y de la Reserva Federal de EUA serán clave para entender el desempeño económico del país. Por contraste, las decisiones de política fiscal aparentemente tendrán un margen muy acotado para explicar dicho desempeño.
Estas consideraciones muestran la importancia de monitorear las decisiones del Banco de México y de la Reserva Federal. Las interacciones entre las economías y las políticas monetarias de ambos países son y serán cruciales para mantener y mejorar la estabilidad financiera y el desempeño económico del país.
jl/I