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Deshumanización urbana

Lo que pasa cotidianamente en el transporte público nos obliga a hacer una reflexión del tipo de sociedad que somos. El cómo reaccionamos ante situaciones que sufren algunas personas en el transporte público, ya sea usuarios o choferes, es un termómetro para medir nuestro grado de compasión por lo que le sucede a los demás, en especial a adultos mayores.

La semana pasada en las inmediaciones del Mercado de Abastos, un pasajero desesperado exigía que avanzara más rápido el chofer de la ruta T-11, Daniel Hernández Ibarra. El conductor detuvo la unidad, pues el camión tuvo una avería, y solicitó apoyo por vía telefónica.

El pasajero, luego de insultarlo, como se aprecia en la videocámara de la unidad, comenzó a golpearlo con las manos y pies, para al final sacar un termo metálico y golpearlo en la cabeza, dejándolo inconsciente.

Mientras era agredido, los pasajeros solo miraban y al quedar inconsciente el chofer, bajaron de la unidad dejándolo solo. Hoy Daniel está mejorando su condición muy lentamente.

No es el único caso de violencia en espacios de transporte público que llega a esos extremos.

También se dan en el transporte público casos de fallecimientos, donde los pasajeros solidariamente alertan a los servicios de salud para pedir ayuda.

En febrero de 2024, a bordo de un camión de la ruta 614, que procedía de la zona oriente del Parque Solidaridad para subir por la calle Gigantes hasta llegar sobre Javier Mina, un hombre de 60 años comenzó a sentirse mal. Los pasajeros alertaron al chofer, quien pidió ayuda. Acudió una ambulancia, le hicieron maniobras de reanimación, pero la persona ya había fallecido.

En agosto de 2023 una mujer de aproximadamente 60 años, quien se acababa de subir a la unidad de la ruta 51 A-B, cuando pasaban por la avenida La Paz y Lope de Vega, comenzó a sentirse mal. Los pasajeros alertaron al chofer, quien detuvo la unidad y pidió ayuda al 911, pero fue en vano. La persona había fallecido.

El pasado lunes, en Tlajomulco, un hombre que viajaba en un camión de transporte público se desvaneció y cayó del asiento en que se encontraba. Falleció presuntamente por un paro cardiaco.

Tanto la persona que iba sentada a un lado de él como el resto de los pasajeros ni se inmutaron de lo que sucedía.

El chofer se dio cuenta de la situación hasta la parada del autobús y reportó el hecho. La identidad de la persona se desconoce y su cuerpo fue llevado a resguardo al Servicio Médico Forense.

La deshumanización avanza en nuestra ciudad de Guadalajara, lo observamos cada día. Es ya necesario rehumanizar nuestros entornos. La deshumanización urbana no es algo inevitable, sino el resultado de decisiones políticas, económicas y sociales.

Recuperar la humanidad en nuestra ciudad de Guadalajara es rescatar nuestra capacidad de vivir juntos, de cuidarnos y de construir un futuro común. Como propone Jane Jacobs, pionera del urbanismo humanista: “Las ciudades tienen la capacidad de proporcionar algo para todos, sólo porque, y sólo cuando, son creadas por todos”.

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