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Doña Carlota y la justicia viral

El 1 de abril de 2025, en la Unidad Habitacional Ex Hacienda de Guadalupe, en Chalco, Estado de México, Carlota, de 74 años, disparó y mató a dos hombres que, según ella, habían invadido su propiedad. Fue detenida por la policía del Estado de México.

En redes sociales se conoció este caso por el video que grabó un inquilino de la casa, que provocó reacciones polarizadas, que van desde calificar a doña Carlota como heroína hasta repudiarla por tomar justicia por su propia mano.

El imaginario colectivo reaccionó y no habían pasado 24 horas cuando dos corridos inundaron plataformas. Entre ellos El corrido de doña Carlota, de Pepe Galicia: “Este corrido, señores, es para la anciana Carlota, una abuela que trae huevos, no como otros de la flota”.

Otro corrido señala que “La doña de hierro su ley aplicó” y otro más argumenta: “El perdón no es mi juego, ni lo traigo en el veneno. Si invaden mi espacio la respuesta va de freno. Aquí en Chalco mandamos…”.

Se han polarizado las posiciones entre quienes la califican de heroína y quienes señalan lo contrario. ¿Qué reflejan este tipo de fenómenos?

El artículo 17 de la Constitución señala que ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho. Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial.

Este hecho exhibe la no acción de las autoridades responsables de procurar y administrar justicia, y pone en primer plano una cultura que normaliza y asume la justicia por la propia mano.

Conocemos la versión que presentó a doña Carlota haciendo justicia con propia mano, según las imágenes viralizadas: el de una mujer de avanzada edad que baja de un automóvil acompañada de dos de sus hijos y que desenfunda una pistola que toma con sus dos manos y dispara a uno de los supuestos invasores y luego contra el otro.

Como señala el periodista y analista Víctor Ulín: “Nos preguntamos por qué sustituyó la palabra por una bala. No sabemos mucho de las víctimas más allá de lo que los medios publican en medio de contradicciones: que sí eran habitantes amparados legalmente por un contrato, o que habrían sido engañados por un grupo sindical que en el Estado de México se dedica a invadir y rentar casas que tienen propietarios, etc., etc.”

El video, la prueba, presentada como una evidencia irrefutable de su culpabilidad, como sentencia que no necesita de jueces ni defensores porque la multitud detrás de un móvil ya habló. La estigmatización digital no cesa. La llamaron “abuela sicaria”.

Ante el hecho, ¿qué responsabilidad tienen las autoridades, tanto procuradoras como administradoras de justicia? ¿Cómo sociedad qué podemos y deberíamos hacer?

Como audiencias, hemos hecho de una tragedia un chiste, una burla de la víctima y los victimados que no se conocen, y las redes esperando a que pase de moda para subir otro.

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