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Cada incendio es distinto, “nunca te puedes confiar”

Apagafuegos. José Luis Cendejas Dueñas, jefe de la brigada en La Primavera. (Foto: Especial)

Cada incendio tiene una especie de personalidad, parece argumentar José Luis Cendejas Dueñas, jefe de una de las brigadas que atienden de forma permanente el bosque más presionado y vigilado de Jalisco: La Primavera.

“Defiendo mucho la idea de conservación al igual que mi familia; me gusta mucho la naturaleza, empecé como vigilante de caseta, y duré como 10 años más o menos, para de ahí pasarme a lo de incendios forestales, me brinque a incendios forestales, me gusto la emoción, la adrenalina”, explica este antiguo aspirante a médico.

“Me sigue gustando la medicina, pero es mi pasión la naturaleza […] casi ya he recorrido la mayoría de las áreas del bosque; estuve de vigilante de caseta, estuve un año más o menos de operador de torre, y ahora cuatro años en incendios forestales, me tocó combatir el año pasado en el incendio de San Miguel y hace dos años el de Pinar de la Venta”.

NTR– ¿Cada incendios tiene su marca propia, su huella digital?

José Luis Cendejas Dueñas (JLCD)– Así es, si, depende de la magnitud del incendio y del lugar y la época en que se dé; además, son diferentes emociones; hay incendios que son más  peligrosos porque anda uno como más nervioso quizás, y con los sentidos a flor de piel. La peligrosidad depende de cómo se esté comportando el el viento, determina mucho la peligrosidad, pero también otras condiciones: lo retirado que está, la topografía, qué tanta carga de combustible hay; todo eso es lo que determina cómo va a ser un incendio, cómo se va a comportar.

NTR– ¿Cuál es el incendio más peligroso que te ha tocado?

JLCD– El de San Miguel; allí había mucha corriente de aire, la pendiente era difícil, muy inclinada (…), empezó por el descuido de una quema agrícola, se salió de control por las condiciones meteorológicas, y con la pendiente, rápido se incendió hasta la punta del cerro; como el acceso es difícil, tardamos más de media hora en llegar. Había además mucho material combustible, la zona tenía como trece años sin quemarse. Afortunadamente, en el cerro de San Miguel, y en general en La Primavera, hay una buena respuesta del ecosistema para la regeneración natural; debimos intervenir en hacer labores de restauración, previos a la llegada del temporal Después del incendio empezamos con obras de retención, obras que facilitan la filtración de agua, para que no se haga la capa impermeable,  y evitar así que se hagan nuevas cárcavas.

Un siniestro forestal no debe dejar indiferente a nadie. “Cuando hay mucha afectación, se incendian los árboles, y lo más seguro es que mueran; cuando es superficial, nada más es la hojarasca que cubre al suelo mineral,  es lo que se consume, pero tampoco se debe minimizar, tiene sus efectos”.

NTR– ¿Has alguna vez afrontado un riesgo grave?

JLCD–  En una ocasión en el cerro de Bugambilias, había un incendio, empezó en los pastizales por la quema de residuos forestales, y se salió de control (…) con un compañero empezamos a  subir,  pero por lo fuerte del viento empezaron a volar pavesas, y brotó un incendio debajo de un compañero; yo iba más atrás, el fuego lo orilló a una cárcava, no podía salir, y yo creí que no lo había logrado […] pero lo escuché, tuvo un golpe de suerte, de último momento, y logró salir vivo. Así de riesgosa es esta profesión. No te puedes confiar.

da/i