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Un México violento
Porque nos la quitaron
Científicos e investigadores realizaron un gran hallazgo en el fondo marino de Noruega: un antiguo submarino soviético que emite radioactividad 100 mil veces superior a lo normal, al que llamaron un nuevo “Chernobyl” en el mar.
Su nombre es K-278 Komsomolets y fue sumergido en el mar en 1989. Lo detalla la investigación liderada por el Instituto Noruego de Investigación Marina (IMR, por sus siglas en inglés). En un comunicado, el IMR señala que durante una expedición en la que se filmaron los restos del submarino se realizó un análisis de los niveles de radiación que emitía el buque marino.
El resultado fue desconcertante: la potente radiación que emana el submarino es 100 000 veces superior a lo normal.
Para los expertos noruegos, este submarino se encuentra emitiendo actualmente esta alta cantidad de radiación debido a que en su interior esta nave portaba dos reactores nucleares, además de llevar dos torpedos con cabezas nucleares.
La situación ha causado tal controversia que incluso diversos medios rusos ya lo están mencionando como el nuevo “Chernobyl” en el mar, causando además la preocupación del mundo científico debido a los grandes daños que esta situación puede causar en el fondo marino en un futuro cercano.
Al momento de quedar varado en el fondo del mar sucumbió en una zona ubicada en el mar de Barents, la que lamentablemente es considerada como una de las zonas de pesca más grandes y activas del mundo en la actualidad.
Este submarino perteneciente a la Unión Soviética era gigantesco y poseía además dos cascos de titanio en su interior, los cuales le permitían hundirse a una mayor profundidad que cualquier otro submarino perteneciente a los Estados Unidos durante aquellos años.
Los altos niveles de radiación en la zona fueron descubiertos gracias al equipo de investigadores los cuales tomaron muestras directamente desde una de las tuberías ubicadas cercanas al submarino y notaron los altos niveles de radiación que emana lamentablemente esta estructura hundida.
Aunque puede sonar alarmante que la radiación sea 100 mil veces superior a lo regular, los científicos afirman que no son “peligrosamente altos”. Hilde Elise Heldal, líder de la expedición, lo pone en perspectiva citando la cantidad permitida de cesio (un elemento químico) en productos comestibles. “Después del accidente de Chernobyl, las autoridades noruegas fijaron como límite los 600 becquerel por kilogramo”. En el caso de las muestras tomadas del submarino, “los niveles de radiación encontrados dejaron claro que es mayor a los océanos pero no es alarmante. También tomamos muestras para medir el cesio y los resultados no son alarmantes”, afirma.
PRUEBAS. Los altos niveles de radiación en la zona fueron descubiertos gracias al equipo de investigadores los cuales tomaron muestras directamente desde una de las tuberías. _________________
CONTAMINACIÓN
El pasado 8 de julio fue la fecha en que los expertos lograron registrar las impresionantes cantidades de radiación que emanaban desde el submarino, las cuales fueron el resultado de tres muestras diferentes que se tomaron el mismo día y que en comparación a antiguos datos tomados hace más de 11 años estas han sufrido un preocupante aumento.
Según palabras de la encargada de la expedición “En todo caso, en la profundidad que se encuentra este submarino, la radiación se diluye aproximadamente 10 veces, lo que puede bajar un poco la preocupación, sin embargo esto es un aviso para todos y debemos estudiar en detalle todas las sustancias que están saliendo actualmente de ese lugar”.
Sin embargo, la experta enfatiza que este será un duro golpe para la industria pesquera del lugar y lamentablemente el concepto de “ártico puro” habrá que decirle adiós desde ahora.
El submarino fue por aquellos años el más grande del mundo y este año cumplirá 30 años instalado en el fondo del mar, lo cual preocupa fuertemente a los expertos ya que plantearse una manera de sacarlo de ese lugar es sin duda algo bastante complejo.
El submarino Komsomolets yace a mil 700 metros de profundidad en una zona en la que según los científicos noruegos, no hay muchos peces. La expedición ruso-noruega partió el sábado pasado de Tromsoe, en el norte de Noruega, para supervisar el pecio y medir la radioactividad, como ya hicieron los rusos en los años 90 y en 2007.
El 7 de abril de 1989, sólo seis años después de su botadura, el submarino nuclear Komsomolets navegaba a mil 200 metros de profundidad, se hallaba a 200 millas de la costa de Noruega y llevaba a bordo dos torpedos con sendas ojivas nucleares. A las 11 de la mañana se declaró un incendio que se propagaba rápidamente, y aunque el submarino consiguió salir a la superficie terminó por hundirse arrastrando consigo a 39 marinos.
De los 69 tripulantes, 30 fueron rescatados por un pesquero, pero tres perdieron la vida intoxicados por monóxido de carbono. El desastre del Komsomolets fue silenciado en la prensa soviética, pero disparó las alarmas en Noruega y la OTAN.
Este submarino perteneciente a la Unión Soviética era gigantesco y poseía además dos cascos de titanio en su interior, los cuales le permitían hundirse a una mayor profundidad que cualquier otro submarino perteneciente a los Estados Unidos durante aquellos años. Redacción
“Los niveles de radiación encontrados dejaron claro que es mayor a los océanos pero no es alarmante. También tomamos muestras para medir el cesio y los resultados no son alarmantes” Hilde Elise Heldal, líder de la expedición
“Los niveles de radiación encontrados dejaron claro que es mayor a los océanos pero no es alarmante. También tomamos muestras para medir el cesio y los resultados no son alarmantes”
Hilde Elise Heldal, líder de la expedición
JJ/I