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La dificultad para comunicar

Comunicarse con los jaliscienses es el punto débil del gobernador Enrique Alfaro Ramírez. Incluso, cuando hace las cosas bien, él mismo termina convirtiéndose en su propio adversario, tropezando con lo que dice. 

En la reciente crisis provocada por la pandemia de coronavirus tiene ya dos fallas que, por su gravedad, se convirtieron en una mancha al trabajo que había realizado. Porque hasta antes de abrir la boca o, más bien de escribir aquella carta sentimental, en la que llamó pendejos a los ciudadanos, había caminado tranquilamente. Sus decisiones no habían sido cuestionadas por la oposición y sus aliados en la iniciativa privada lo habían blindado de manera permanente; incluso en los medios de comunicación las acciones emprendidas desde el gobierno del estado han encontrado eco. Hasta que él mismo se enredó con su mensaje. 

Lo mismo sucedió con el anuncio de la Fase 0, que comenzó ayer. Durante la mayor parte de la pandemia, el mandatario se había mantenido más cerca de los médicos y los investigadores para la toma de decisiones, basado en la información científica sobre Covid-19, datos duros y proyecciones estadísticas. Sin embargo, dejó que fuera la mesa donde están los empresarios la que marcara los últimos lineamientos. 

Después de anunciarse que este 18 de mayo se retomarían algunas actividades no esenciales, seguramente alguien le hizo ver los riesgos que implicaba en el momento más complejo para el estado, por el número de personas que han resultado contagiadas y el incremento en los decesos. Entonces se echó para atrás y, aunque su tono de regaño fue más bajo que el de otras ocasiones, no admitió que se había equivocado y culpó a los ciudadanos y a los medios de comunicación por dar “muchas interpretaciones” a lo que dijo. 

La Universidad de Guadalajara, que se ha hecho cargo de las proyecciones estadísticas, se deslindó de la decisión del gobernador, alertando del grave riesgo que había en caso de reactivar aquellos giros que fueron clasificados como no esenciales, haciendo el llamado a que Jalisco se apegara al plazo nacional del primero de junio.  

En una entrevista con el reportero de NTR Guadalajara Lauro Rodríguez, el rector general de la casa de estudios, Ricardo Villanueva Lomelí, admitió que el discurso del gobierno del estado había generado confusión y que volver en este mes de mayo a las actividades podría provocar que todo el trabajo que se hizo en los meses previos para contener la pandemia fuera en vano. 

Entre la población fue evidente que el fin de semana hubo un mayor relajamiento y más gente en la calle. Muchos se preparaban para regresar este lunes a la llamada “nueva normalidad”. Las dudas en torno a cómo será la reactivación económica cada vez son mayores. 

El gobernador se dio cuenta de sus fallas. Tanto es así que dejó a un lado su pleito con los medios de comunicación y acudió a sus dueños y directores para pedirles apoyo. Claro, también aprovechó para pedir un análisis prudente de la petición que hará al Congreso del Estado para que le autoricen contratar más deuda. Incluso pidió apoyo a algunos medios a los que ha descalificado. 

Que en Jalisco se haga lo correcto ante la pandemia no es un asunto de interés exclusivo del gobernador. Los medios de comunicación en general han asumido la agenda y han realizado coberturas responsables, difundiendo cada anuncio y dato proporcionado por las autoridades. Los cuestionamientos han sido sobre los errores, las omisiones o las anomalías, como la falta de transparencia en las compras o los beneficios con contratos públicos a las empresas de siempre. Pero si el mensaje es equivocado, el problema es del autor y no del mensajero y menos del receptor. 

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