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Los desafíos de Kumamoto

Ayer participé con mi firma para apoyar la candidatura independiente de Pedro Kumamoto al Senado de la República. Lo hice porque pienso que su candidatura y eventual triunfo representarían un paso importante en la distribución del poder político en el país. Sin embargo, aún me quedan dudas sobre su agenda legislativa una vez instalado en el Senado. Me da la impresión de que se enfocará en tratar de reformar el sistema político del país, lo cual es necesario, pero no suficiente para lograr cambios estructurales.

Existe un consenso en el sentido de que la vida económica, política y social de un país está regida por sus instituciones. Por instituciones me refiero a las reglas escritas y no escritas que rigen la vida en sociedad. Las reglas escritas se encuentran plasmadas en las leyes, mientras que las no escritas se encuentran grabadas en nuestras costumbres.

Se dice que las instituciones pueden ser ya sea extractivas o inclusivas. Las instituciones extractivas son aquellas reglas diseñadas para sacar el mayor provecho de la gente en beneficio de unos cuantos. En cambio, las instituciones inclusivas son aquellas reglas diseñadas para brindar oportunidades por igual a todos los miembros de la sociedad.

El lector estará de acuerdo conmigo en que, en general, las instituciones económicas y políticas en México son más bien del tipo extractivas. Es decir, el poder político está concentrado en unos cuantos grupos, y las oportunidades económicas lo están aún más.

Nuestro país atraviesa por una grave crisis de sus instituciones políticas, pero desde mi punto de vista, nuestros problemas más apremiantes tienen que ver más con las instituciones económicas. Uno de nuestros problemas más urgentes es enfrentar la pobreza y la desigualdad. En México tenemos 53 millones de pobres y de ellos poco más de 9 millones se encuentran en pobreza extrema. Es urgente reformar las instituciones económicas para volverlas más inclusivas y redistribuir las oportunidades económicas.

Ahora bien, las reformas impulsadas por Kumamoto durante su estancia en el Congreso de Jalisco tuvieron que ver más con reformar las instituciones políticas que las económicas. Iniciativas como Sin voto no hay dinero, quitar el fuero a los servidores públicos, crear más mecanismos de participación ciudadana, así como el hecho de buscar la candidatura independiente al Senado cumplen la importante función de redistribuir el poder político.

Sin embargo, reformar el sistema político no debería ser un fin en sí mismo, sino un medio para lograr otro tipo de objetivos ulteriores: como por ejemplo, redistribuir mejor las oportunidades económicas.

Hay que reconocer que este tipo de reformas son imposibles desde una curul en un Congreso local y sin contar con una bancada. Pero una vez instalado en el Senado, y de lograr una bancada en la Cámara de Diputados, entonces sí sería factible pensar que Kumamoto y Wikipolítica se podrían embarcar en otro tipo de cambios más allá de reformar el sistema político. Por ejemplo, reformar las instituciones económicas del país.

Pedirle a un solo Senador que reforme las instituciones económicas puede sonar exagerado. Pero de llegar a ganar, Kumamoto tendría un capital político sin precedentes. Sería muy penoso que todo ese capital no fuera aprovechado para poner en la agenda legislativa la reforma de las instituciones económicas del país.

 

Coordinador del Laboratorio de Innovación Democrática (LID)

JJ/I