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La Semana Santa a través de la poesía

No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido…
Fray Miguel de Guevara

La poesía religiosa es una fuente temática inagotable. Muchos poetas han cantado a Dios. La Oración de Jimena en el poema de Mío Cid es la muestra de poesía religiosa más antigua que conocemos en lengua española.

Alguien ha dicho que el poeta, después del sacerdote, ha recibido en todos los tiempos la misión de dar respuesta natural a la llamada de Dios. La poesía religiosa es la manifestación literaria más antigua y perdurable en las literaturas conocidas.

“¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?”… Lope de Vega.

Los poetas tratan el tema de la Semana Santa y es la creación del hombre sensible ante la trascendencia que capta con hondura la belleza que encierra tal manifestación popular y sabe expresarla, con emoción religiosa.

El tema de la Semana Santa no se queda en los límites de un costumbrismo que busca lo pintoresco, sino que responde a una identificación con el espíritu de su pueblo en su lado espiritual y popular.

“Cantar al Cristo de los gitanos, siempre con sangre en las manos”… Antonio Machado.

Aquí en Guadalajara, los poetas y escritores José Bru, Raúl Bañuelos y Dante Medina realizaron una antología que titularon Hablar con Dios en español, presentado en 2004 donde los poetas dialogan con Dios sobre el mundo que él creó; en ese sentido, los poetas nos enseñan cómo comunicarnos con Dios.

Los poetas en Semana Santa sencillamente proclaman urbi et orbi: que Jesús Verbo encarnado, padeció, murió y resucitó. La poesía logra acercarnos al gran drama, a este misterio que muchos han entendido a veces mejor que los teólogos, los biblistas o los grandes autores de Ascética y mística.

“Hazme una cruz sencilla, carpintero, sin añadidos ni ornamentos”... León Felipe.

Para los poetas la opción para ser seguidor de Jesús es el Cristo que sufre y muere, el Cristo del madero, pero que al final resucita, pulverizando las lápidas del sepulcro, haciendo añicos las fronteras de la muerte.

Para los jaliscienses la Semana Santa es mucho más que una simple celebración del calendario litúrgico. Impregna su vida entera durante todo el año. Marca en ella un antes y un después en la organización de su tiempo vital. Y lo hace mediante expresiones en las comunidades civiles y religiosas.

“Y cuando en mi agonía tiemble de frío, nadie te aparte de mi mirada”… Vicente Huidobro.

Es de destacar la especie de Cofradía que organiza la celebración de la Pasión de Analco, aquí en Guadalajara, o la celebración de la Judea de San Martín de las Flores; el grupo de la Adoración Nocturna de Guadalajara, que año con año organiza la Procesión del Corpus Christi, así como los organizadores de la llevada de la Virgen, y sus visitas a las parroquias de Guadalajara.

En el libro Hablar con Dios en español nos topamos con poemas para cada día de la Semana Santa, que ahora les sugerimos desde ese Soneto a Jesús crucificado de fray Miguel de Guevara, de hermoso comienzo, como de Lope de Vega, Antonio Machado, Vicente Huidobro, Gabriela Mistral, León Felipe y el poema inmenso en su humildad de la alondra y el alero, de Alfredo R. Placencia.

“Quiero un lecho raído, burdo, austero, del hospital más pobre”… Alfredo R. Placencia.

Podemos hacer un recorrido por los diferentes momentos de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo a través de poetas mexicanos como Xavier Villaurrutia, Amado Nervo, Luis G. Urbina, Octavio Paz, Salvador Novo, sor Juana Inés de la Cruz o con jaliscienses como Benjamín Sánchez Frasinello, Adalberto Navarro Sánchez, María Luisa Hidalgo, Leticia Villa García, Patricia Medina, Raúl Bañuelos, Raúl Navarrete y Alfonso Gutiérrez Hermosillo. Cada uno de estos poetas sabe que la oración se hace poesía y la poesía se hace oración.

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JJ/I