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Burbujas de poder

El botón de emergencia que inventó el gobierno estatal evidenció cómo vivimos en burbujas distintas acordes al ritmo de trabajo, a la clase social, a las filias y al poder. 

Quedó demostrado que los políticos viven en otro mundo, en una burbuja que los separa de la realidad cuando toman decisiones, porque pese a que siempre dicen que tienen en mente a los ciudadanos que gobiernan o interactúan no fue así. 

Ellos viven en una burbuja de los que tienen casa, propia o rentada, vehículo, celulares con crédito y amigos que pueden apoyarlos ante cualquier complicación, y esto los orilla a que no se den cuenta de que son la mayoría quienes nunca han tenido un vehículo para trasladarse ni tendrán, que deben trabajar para vivir y que no pueden simplemente dejar de ir o pedir receso mientras termina la pandemia. 

Hablamos de estas burbujas de poder, porque no solamente se trata de quienes tienen un nivel económico alto sino que aquí entran todos los que toman decisiones, y que la gran parte de las veces no se dan cuenta que la mayoría vive en sentido contrario al que ellos, sus familiares y amigos cercanos viven. 

El botón de emergencia sólo sirvió para mostrar la desigualdad que tiene el área metropolitana, y para exhibir a quienes no les queda otra que luchar contra corriente con decisiones que en vez de ayudarles les complican más la vida. 

El paro total del transporte público a partir de las 21 horas y el fin de semana, durante las dos semanas correspondientes a este botón de emergencia, sólo estuvo pensada en apoyar y no molestar a las cúpulas empresariales, quienes tienen vehículos para moverse o amigos a quienes recurrir. Decidieron hacer un paro total sin hacer lo mismo con las fuentes de trabajo. 

Desde el poder decidieron que todos podían estar en sus casas a las 21 horas, que sus patrones los dejarían salir antes para tomar a tiempo su medio de transporte para llegar a casa, pero la cruda realidad les mostró que estaba muy lejos de sus cálculos en el escritorio. 

¿Dónde están sus números? Esos cálculos que decían que todos podrían llegar a su casa antes de que entrara en vigor el botón de emergencia, que les ayudaron a tomar la decisión de parar el transporte público sin poner en riesgo la vida de las personas, sobre todo jóvenes o mujeres, que son los más violentados. 

Aquí suponemos que ni siquiera los revisaron, que decidieron sólo pensando en horarios comunes de empleos de oficina sin recordar que hay quienes trabajan por la noche, que hay turnos intercalados o que hay padres de familia que al salir de trabajar aún tienen que recoger a sus hijos antes de llegar a casa. 

Ni siquiera dejaron que funcionaran los taxis de plataforma para tener opciones para trasladarse, que son certeros económicamente y seguros. 

Las fotos en redes sociales, no sólo de medios de comunicación, reflejaron paradas de camiones y de estaciones del Tren Ligero y Macrobús atiborradas de personas que querían llegar a su casa antes de las 21:00 horas, pero no pudieron. Se quedaron sin opciones porque se las quitaron. 

Tampoco pensaron en la gente que debe transbordar una o dos veces para poder llegar a su casa porque no hay rutas de transporte directas, y que las unidades que circularon fueron insuficientes y hasta cortaban rutas. 

¿Alguna vez proyectaron que hay muchas personas que sólo traen en la bolsa el dinero justo para su transporte público?, y que ante este tipo de decisiones los meten en aprietos porque no pueden pagar taxis o carecen de amigos o familiares que vayan por ellos. Y sólo les quedó caminar y caminar. 

A ellos les afectaron las decisiones de las burbujas de poder, que no pensaron en ellos. Sólo les he dado un ejemplo reciente. 

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jl/I