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Partidos políticos

La ley electoral define a un partido político como entidad de interés público que tiene como fin promover la participación de las personas en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y hacer posible el acceso de las y los ciudadanos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo.

Son siete los partidos con registro nacional, PRI, PAN, PRD, Morena, PT, Verde y MC, cada uno de ellos con una ideología distinta, estatutos y planes de acción diversos, que teóricamente recogen la diversidad de pensamientos de la sociedad. De acuerdo con el INE el financiamiento público para los partidos políticos en 2023 corresponde al importe total de 6 mil 233 millones 510 mil 798 pesos. Frente a esto, en México, los partidos políticos se encuentran en último lugar de confianza ciudadana, ya que 76.4 por ciento de la población de 15 o más años refieren tener poca confianza o nada en los institutos políticos, mientras que 21 por ciento tiene mucha confianza o algo de confianza, según la Encuesta Nacional de Cultura Cívica 2020.

En tanto, ocho de cada 10 personas no confían en los partidos políticos de acuerdo con el Informe País 2020. En este mismo sentido los datos de la más reciente Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2021 son reveladores de la crisis por la que atraviesan estos organismos, pues los partidos políticos salen peor evaluados incluso que las policías municipales.

Muchos son los factores que propician desconfianza en los partidos políticos tradicionales; en primera instancia, la conceptualización de estos entes resulta abstracta ante la lejanía que percibe la ciudadanía, la falta de sensibilidad y de acercamiento a las verdaderas problemáticas que aquejan al país y a los estados, las promesas incumplidas, las precampañas y campañas de derroche, los altos finamientos que se les otorgan sin que exista un impacto positivo a la vida de las personas, la avaricia del poder, el olvido de las comunidades a las que asistieron a solicitar el voto y jamás regresaron, la debilidad en su estructura, sus conflictos internos, la ausencia de identidad paritaria, las prácticas políticas no democráticas tanto al interior como al exterior, el oportunismo político, entre otros tópicos que producen que en este momento exista una ciudadanía decepcionada, fatigada, cansada de un muy anticipado proceso electoral 2024.

Es evidente que existe una profunda crisis de legitimidad y representación en los partidos políticos tradicionales, por ello los conflictos y grupos internos que tiene cada partido que buscan priorizar sus intereses, a las personas afuera no les interesan; es solo el círculo rojo quienes realizan análisis, hipótesis, versiones de lo que sucede en la vida interna de los partidos. El resto de las personas solo necesitan que les resuelvan los temas prioritarios como: la inseguridad, salud, economía, los servicios básicos, entre otros, lo que manifiestan las personas que sufren y padecen estas problemáticas es “llegue quien llegue es lo mismo”.

La realidad es que debemos preocuparnos más desde nuestras posiciones por proporcionar herramientas que nos permitan hacer “ciudadanía” y hoy dejar de lado la fractura o división de Movimiento Ciudadano, las encuestas de posición de las corcholatas de Andrés Manuel López Obrador, la alianza opositora del PRI, PAN y PRD y con ello a Xóchilt Gálvez y el desdibujo del partido verde.

La propuesta entonces es voltear a ver lo verdaderamente importante, las problemáticas que duelen a México y a los estados, y con ello no caer en la tentación de la agenda del presidente de la República, y comenzar a hablar de manera fuerte sobre la inseguridad, la violencia, la deficiencia en los servicios de salud, la desigualdad y la pobreza y todo aquello que de alguna manera hemos dejado de ver debido a lo atractivo que resulta la política impura que hoy impera en nuestro país y que poco abona a nuestra democracia.

*Doctora en Derecho

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