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Edadismo, otra violencia de nuestros tiempos

Somos parte de una sociedad que intenta todo tipo de maniobras para prolongar la juventud o lo que es más importante, retrasar a toda costa y a cualquier precio los signos de la edad y/o el envejecimiento. Son parte de los gestos de nuestra época. Una conducta individual y colectiva que lucha por mantenerse joven y rechazar el paso del tiempo; no obstante, ese numerito que revela la edad cronológica tiene un impacto relevante en la autopercepción y la de los otros.

Sobre esa dirección, me dirijo hacia un nuevo término que requiere atención: edadismo, registrado en el diccionario de la lengua española y publicado en un manual en Europa. Se refiere a “la forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) hacia los demás o hacía nosotros mismos en función de la edad. Afecta a personas de todas las edades”.

El edadismo está presente en todos los lugares y afecta tanto a personas mayores como a jóvenes. Por un lado, se percibe a las primeras como menos productivas, inexpertas o incapaces de tomar decisiones autónomas, y a las segundas como demasiado jóvenes para entender, compartir opiniones y que no deben involucrarse en temas que no son aptos para su edad.

Si bien conviene iniciar diálogos sensibles y profundos sobre la presencia del edadismo en los diferentes ámbitos para una toma de conciencia y acción, y tratarlos mediante la correspondiente formulación de políticas públicas, es necesario dar un espacio primordial a la atención del edadismo que se refiere a la discriminación por cuestiones de edad, con particularidad en los adultos mayores; en un sentido despectivo, negativo y de discriminación.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada dos personas en todo el mundo es edadista contra las personas mayores. Y de acuerdo con la psicogerontóloga Montse Celdrán, el edadismo para su estudio se puede comenzar a comprender a través de tres formas de manifestación:

  • La infantilización. Se adopta frente a la persona mayor una actitud de poder a la hora de interactuar
  • Despersonalización alta de sutileza para mirar la singularidad de cada persona y englobarla en; por ejemplo, los pensionados o los viejos
  • Deshumanización. Falta de empatía, anulándoles mediante el trato

El edadismo es un problema de salud pública, tiene una repercusión a nivel físico y mental. Se requieren estrategias de intervenciones intergeneracionales que promuevan el dialogo respetuoso y fomenten la empatía, el trato digno y con calidad humana respecto a cualquier persona. 

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jl/I