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Oportunidad para la eliminación de barreras

En México y en el mundo la condición de la discapacidad va en aumento. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para 2023 se estimó que el 16 por ciento de la población mundial tenía una condición de discapacidad, mientras que en México, de acuerdo con el censo poblacional 2020, dicha población es de 21 millones de personas.

En resumidas cuentas, la discapacidad son las limitantes en la participación de una persona derivado de causas biológicas, psicológicas y sociales, y con el objetivo de generar consciencia ante dicha condición, el pasado 3 de diciembre se conmemoró el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1992 con el propósito de sensibilizar y promover los derechos de estas personas.

A pesar de la conmemoración, conviene señalar la necesidad de vislumbrar aquellas acciones que realizamos en el día a día y derivan en la construcción de barreras que impiden la participación de la población con discapacidad. Ser una persona con esta condición no es vivencia de un momento: aunque existen casos transitorios, muchos son para toda la vida.

Así se torna urgente la identificación de acciones cuyas consecuencias resultan en la generación de barreras para la participación de la población en situación de discapacidad. Algunos ejemplos de lo anterior son: material educativo o informativo inaccesible; inmobiliario sin diseño universal; puertas angostas que dificultan el ingreso de personas en silla de ruedas; escaleras como única forma de transitar a las plantas altas de los edificios; comentarios negativos; rechazos e intolerancia; exclusión de población con discapacidad, y pensar que jamás una persona así puede ser el usuario de un servicio, transeúnte, cliente, personal laboral o un jefe. Por lo tanto se sugiere seguir la siguiente serie de recomendaciones para construir una sociedad más inclusiva para las personas con discapacidad.

  • Dejar libre de obstáculos las banquetas
  • No dejar abiertas puertas, ventanas o canceles con los que las personas puedan colisionar
  • Pensar que el usuario de cualquier servicio de salud integral, educativo, cultural, deportivo, comercial, etc., puede ser una persona con dificultades para moverse, ver o escuchar
  • Generar información accesible para todas las personas
  • Preguntar a las personas con discapacidad: ¿cómo te puedo ayudar? No hay que asumir por ellos

Finalmente, si la discapacidad y sus consecuencias son una construcción social, debemos tener la capacidad de subsanarlo.

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jl/I