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Transitan entre el riesgo

(Foto: Humberto Muñiz)

Ocho enormes vigas de acero apuntalan la finca ubicada en la calle Zaragoza 73, entre Hidalgo e Independencia, frente al Mercado Corona. Parte de la estructura, catalogada de valor patrimonial, es de finales del siglo 19 y todavía conserva su fachada neoclásica, pero luce deteriorada y hay riesgo de colapso.

El arquitecto Jorge Fernández Acosta, quien ha tenido acceso al interior de la finca, precisó que la estructura es endeble, que sus condiciones son precarias, que “está toda fracturada, y si sigue cediendo a las presiones, a los empujes provocados por desplazamiento del edificio (del Mercado Corona), podría desplomarse”.

A pesar de que el peligro es latente, no se ha impedido el paso en la zona. Los peatones pasan por un angosto camino debajo de la débil estructura y no hay más que un letrero, escrito con plumón: “Ojo, no hay paso, sólo al banco”, aunque no hay personal de seguridad que impida que cualquiera transite por la riesgosa vía.

El académico de la Universidad de Guadalajara resaltó que en una visita realizada al lugar observó que, aunque se reforzaron los puntales en el inmueble con unas contratrabes, “en cualquier momento puede colapsar, como ocurrió con la finca de Baeza Alzaga”, también de valor histórico y patrimonial, pero que permanece entre escombros y algunas vigas para soportar la casi devastada estructura.

 “La verdad me parece que ese tránsito peatonal por Zaragoza debería cancelarse porque hay mucho riesgo, ahí sí veo mucho riesgo, la finca puede colapsar de súbito, de inmediato, a pesar de que está apuntalada”.

De 10 personas, dos prefieren abstenerse de transitar por ahí, pero el resto camina, algunos a prisa, para dirigirse a la sucursal bancaria ubicada en la esquina, sobre avenida Hidalgo.

“Sé que hay peligro con esta casa, han dicho que se puede derrumbar, pero tiene las vigas ahí para contenerla, dijeron que podía caer en cualquier momento; creo que debería haber más información para que la gente evite pasar por ahí, no hay más que un letrero, pero que no advierte nada”, expresó Amalia Ruiz Huerta, una comerciante de la zona.

Aunque no transita mucho por esa área, José Luis Saldaña acude de vez en cuando al banco contra esquina del mercado. Ya había notado que la finca tenía fracturas y que está visiblemente dañada. Consideró que la autoridad no ha tomado precauciones de seguridad para evitar una desgracia y que no lo hará hasta que ocurra algo lamentable.

Aunque se solicitó una entrevista en la delegación estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para conocer los dictámenes técnicos sobre la finca, el personal regional remitió a la oficina de prensa en Ciudad de México, en donde definieron que buscarán al funcionario que corresponda para que emita una postura.

Alertan por excavaciones

El problema con las grandes obras que se realizan en Guadalajara cuando se requieren excavaciones profundas, como el Mercado Corona y la Línea 3 del Tren Ligero, es que no se hacen estudios de mecánica de suelos, señaló el académico de la Universidad de Guadalajara Antonio Gómez Reyna.

Informó que el mes pasado, cuando se realizaban los trabajos para la instalación de la tuneladora en las obras de la Línea 3, una de las excavadoras se hundió en el lodo por el agua que surgió del subsuelo. “Parecía un pantano”, dijo.

NTR Guadalajara dio a conocer que el problema del agua encontrada en el subsuelo del Mercado Corona persiste en el piso menos cuatro, donde trabajadores de una empresa subcontratada intentan bombearla.

En esa zona de la ciudad, explicó Gómez Reyna, hay un venero o microcuenca, que va del parque Revolución, en Juárez y Federalismo, hasta el Mercado Corona; pasa por debajo de la catedral, llega al parque Morelos y concluye en un delta del río San Juan de Dios.

La excavación profunda para la construcción del estacionamiento del Mercado Corona provocó que el agua surgiera. El investigador señaló que la única solución es bombear el agua y arrojarla al drenaje, aunque eso provocaría un fenómeno que se conoce como licuefacción, pues al secarse la zona se formarán una especie de fallas o huecos, que en un futuro provocarían fracturas y hundimientos.

Un ejemplo de esto, añadió, es lo que sucedió con una de las torres de la iglesia de Mexicaltzingo, que tiene una grieta; ésta fue provocada por las excavaciones que se hicieron en 1963 para la cimentación del Condominio Guadalajara y lo que ahora es el hotel Carlton, donde a la fecha se sigue drenando el agua. A escala internacional, precisó, se registró una falla como éstas en la torre de la catedral de Pissa, Italia, donde fue necesario vedar la extracción de agua y colocar un contrapeso para frenar la inclinación.

Alertó que con la construcción de la Línea 3 podría darse una situación similar, pues hay una microcuenca que viene desde avenida Américas, pasa por el panteón de Mezquitán, el parque Alcalde, las calles Maestros y Magisterio, para terminar en el río San Juan de Dios.

Sonia Serrano Íñiguez

 

HJ/I