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Las pifias de la 4T

Fitch Ratings es una agencia de calificación crediticia que bajó la calificación de la paraestatal Pemex ante el “deterioro continuo del perfil crediticio individual de Pemex y… como resultado de una generación negativa persistente de flujo de fondos libres (FFL) junto con una subinversión en exploración y producción”. Al conocer los detalles, el presidente López Obrador arremetió contra la calificadora a la que juzgó como “muy hipócrita”. Ese tipo de reacción de AMLO ha sido recurrente ante las críticas a sus acciones de gobierno.

Tal pareciera que la inercia de actuar ha sido similar al observado durante los 18 años que estuvo como oposición y contendiente a la Presidencia, lo que ha evitado cambiar el discurso ahora que ya está en la cima del poder político nacional.

Primero fue la decisión de cancelar los trabajos de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). Muchos analistas vieron esta acción como un mensaje a los empresarios mexicanos: “There’s a new sheriff in town”. Calificó a algunos empresarios involucrados en su construcción como “miembros de la mafia del poder”, calificativo que cada día usa menos, pues ya reparó en que ahora ellos son el poder.

La cancelación de la reforma educativa (“mal llamada”), entre otras razones por considerarla como “punitiva”; aunque por la austeridad presupuestal, cientos de empleados de diferentes dependencias federales se quedaron sin empleo, muchos de ellos despedidos de forma grosera y sin consideración de las prestaciones que marca la ley. Con la evaluación magisterial se pretendía identificar a los profesores que ingresaron al gremio sin tener las calificaciones requeridas.

No conforme con ello, los profesores de Michoacán lograron, a partir del bloqueo de las vías del tren que viene del importante puerto de Lázaro Cárdenas, la nada friolera cantidad de 200 millones en primera instancia y posteriormente otros 800 millones más: mil millones de pesos en total (aunque los empresarios argumentaron que se han perdido más de 2 mil millones de pesos al día). Los contentos son los profesores, porque ya no serán evaluados, y volverán los días de ingreso y promoción docente tradicionales.

La decisión de cerrar los ductos de gasolina que abastecían varias regiones del país obligó a recurrir a la distribución con pipas, para lo cual se destinaron 85 millones de dólares (más de mil 600 millones de pesos), sin licitar, para la compra de 571 de ellas. Además, contratar a 2 mil choferes para la conducción de dichas pipas a razón de 29 mil pesos mensuales (un profesor de la UdeG, con categoría de titular C, gana poco más de 26 mil pesos al mes), será mucho más costoso que modernizar y combatir de manera frontal el robo de hidrocarburos.

La pifia al eliminar el párrafo constitucional acerca de la autonomía universitaria y la reducción en el presupuesto de egresos a las universidades públicas fue memorable. Además de lo relacionado con la eliminación del cobro de comisiones bancarias.

Si al presidente López Obrador le va bien, a todos nos va bien. Sin embargo, ser por décadas un buen opositor no califica para ser buen gobernante. Confrontar al poder no es lo mismo que gobernar; al enfrentar al gobierno se logran victorias como las de los maestros en Michoacán; con decisiones de gobierno se puede afectar a todo un país.

Tal parece que el sello del sexenio de López Obrador será la lucha contra la corrupción; sin embargo, la otra dimensión de esta batalla es el combate a la impunidad. Para ello se deberá hacer lo necesario para limpiar el cochinero dejado por los gobiernos de sexenios anteriores y castigar a quienes así lo dejaron. La amnistía no es para ellos. No se vale acusar sin denunciarlos ante las autoridades competentes para que les abran sus respectivas carpetas de investigación. Un buen comienzo para cualquier gobierno que se precie de honrado es barrer la casa desde el inicio.

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JJ/I