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El pulso de la democracia

La democracia es la peor forma de gobierno, excepto todas aquellas otras se han probado de vez en cuando

Winston Churchill

 

El Proyecto de Opinión Pública en América Latina (LAOPO) de la Universidad Vanderbilt en los Estados Unidos publica el estudio Barómetro de las Américas, encuesta de opinión pública que se levanta en varios países de América Latina y el Caribe. El objetivo del proyecto es medir y analizar las actitudes, percepciones y opiniones de la población sobre una amplia gama de temas: democracia, gobernabilidad, corrupción, seguridad ciudadana, igualdad, entre otros. Este año recién ha publicado el Pulso de la Democracia 2023 y sus resultados proporcionan valiosa información para contribuir a la comprensión de las tendencias y desafíos en la región.

Los principales hallazgos señalan que el apoyo a la democracia y las actitudes que permiten una democracia estable son menores en la región que hace dos décadas. Las tendencias democráticas han disminuido desde 2004, cuando el apoyo a la democracia era de 68 por ciento; ahora, en 2023, es de tan solo 59 por ciento.

Existe una correlación positiva entre apoyo a la democracia y países considerados democráticos; esto es, en países tradicionalmente democráticos –Uruguay, Costa Rica y Argentina– el apoyo a la democracia es mayor (aunque en los últimos años la tendencia en estos países ha venido a la baja). Lo contrario ocurre en países como Nicaragua, Haití y Guatemala, donde el apoyo a la democracia ha sido muy bajo (menos de 50 por ciento).

Otro descubrimiento relevante indica que las personas que pertenecen a hogares más acomodados muestran tasas más elevadas de respaldo a la democracia, evidenciando una diferencia de casi 10 puntos porcentuales entre los estratos económicos más bajos y los más altos. Asimismo, la educación presenta una correlación positiva en el respaldo a la democracia, siendo el grupo con el nivel educativo más alto (aquellos con educación postsecundaria o superior) el principal impulsor de esta relación. Además, la edad también está vinculada positivamente con el respaldo a la democracia: a mayor edad, mayor apoyo.

El estudio sostiene que la confianza en las instituciones políticas se relaciona con la convicción de que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno (democracia churchiliana): mayor confianza evidencia niveles de respaldo a la democracia superiores a los observados en ciudadanos más educados o en el grupo de mayor edad. Las implicaciones para los responsables de formular políticas son evidentes: la construcción de instituciones sólidas y confiables es esencial para fomentar la participación pública y el respaldo a la democracia.

La sostenibilidad de la democracia se fortalece cuando los individuos perciben el sistema político como legítimo y respaldan la participación generalizada en el mismo; es decir, tanto el respaldo al sistema (también conocido como legitimidad política) como la tolerancia a la participación política son cruciales. Ambos conjuntos de actitudes son importantes porque la combinación de apoyo al sistema y tolerancia política brinda información valiosa sobre el futuro de la trayectoria democrática de un país.

También, la confianza en las instituciones brinda estabilidad democrática. Las personas que perciben que las instituciones son dignas de confianza aceptan más las políticas y los resultados electorales, incluso cuando esos resultados van en contra de sus preferencias. Y los altos niveles de confianza están asociados a un mayor apoyo a la democracia. La confianza en las instituciones también es fundamental para el crecimiento económico inclusivo y la cohesión social.

X: @Ismaelortizbarb

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