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No llores por ti, Argentina

Síganme, no los voy a defraudar

Carlos Menem

 

La perspectiva política y económica de Argentina no es del todo halagüeña: los resultados electorales del domingo pasado no arrojaron un ganador, por lo que deberán irse a la segunda vuelta (ballotage) el domingo 19 de noviembre (ninguno de los candidatos alcanzó el 45 por ciento de los votos o más de 10 puntos de diferencia entre ellos). El candidato de la coalición Unión por la Patria, el peronista Sergio Massa (actual ministro de Economía), obtuvo 36.68 de los votos, mientras que el polémico economista de la coalición La Libertad Avanza, Javier Milei, logró tan solo 29.98.

Si bien el peronismo (Unión por la Patria) conservará en el Congreso la primera minoría (107 diputados de 257 escaños y 34 senadores de 72), La Libertad Avanza tendrá 37 diputados y ocho senadores (en la pasada legislatura no tenía senadores); entonces, cualquier candidato ganador en la segunda vuelta se enfrentará a un Congreso dividido, dado que ningún partido obtuvo la mayoría absoluta. En caso de que Milei (diputado en legislatura por concluir) saliera triunfante en la segunda vuelta, sería respaldado por sus 37 diputados de origen de lo más diverso, entre ellos, una pastora evangelista, un hijo de un gobernador militar provinciano y hasta su estilista.

Quien gane se enfrentarán a una economía argentina a la que el premio Nobel de Economía Simon Kuznets (1901-1985) calificó con la frase: “Hay cuatro clases de países: desarrollados, en vías de desarrollo, Japón y Argentina”. Japón, después de la dolorosa derrota en la Segunda Guerra Mundial, pudo levantarse y construir una economía vigorosa, mientras que Argentina ha tenido una economía desastrosa: la inflación en este país llegó en septiembre de 2023 a 138 por ciento (13.9 puntos superior a la del mes anterior).

Por fortuna, el mercado cambiario argentino no cayó en un “lunes negro” tradicional después de la elección. El dólar oficial se mantuvo fijo en 365 pesos desde agosto (después que se devaluó 18 por ciento tras la victoria de Milei en las primarias), mientras que el dólar MEP (para operaciones bursátiles) se vende en 900 pesos, aunque el llamado dólar blue se vende en mil 50 pesos.

En este escenario político y económico, los argentinos estarán en una disyuntiva el próximo 19 de noviembre: votar por el ministro de Economía (que no ha tenido un buen desempeño en su encargo) o por el libertario ultraderechista Milei. La candidata en tercer lugar, Patricia Bullrich –la manzana de la discordia, quien además tiene una amplia experiencia política–, de la coalición Juntos por el Cambio, obtuvo 23.8 por ciento de los votos. Milei ipso facto ya la invitó a integrarse, de ganar, a su gabinete.

En su juventud, Bullrich fue adepta del grupo guerrillero Montoneros. Después del golpe militar se exilió a España, México y Brasil, donde estudió un posgrado siendo su director de tesis Marcelo Cavarozzi y fue asistente de Guillermo O’Donnell. Durante la campaña, Milei la acusó de “tirar bombas en jardines de infantes” y “montonera asesina”. Con todo y eso, Bullrich ha dicho que “nunca vamos a ser cómplices del populismo en Argentina”, en referencia a Massa: ¿con melón o con sandía?

Hoy se abren varios escenarios futuros para este país: que continúe la fragmentación social y la polarización o que se genere el consenso y el diálogo; y el peor, que se profundice la crisis política, económica y social. Esos son los desafíos del electorado argentino: una verdadera encrucijada.

El peronismo no ha muerto porque –como dice Diego Fonseca (Amado líder)–: “En Argentina, gane o pierda, siempre gana el peronismo”.

X: @Ismaelortizbarb

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