INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Educación y plan B

Las instituciones educativas en todos sus niveles debieran cursar una asignatura que analizara los acontecimientos políticos del presente que van escribiendo nuestra historia. El llamado plan B propuesto por Andrés Manuel López Obrador debiera ser motivo de estudio para analizar las razones de la polémica que ha llevado a la calle a millones de mexicanos por segunda ocasión y, sin embargo, el tema no se toca en las escuelas, como si fuera un peligro hablar de ello, evaluar a favor o en contra de acuerdo a las distintas posturas en un ejercicio dialógico y crítico.

Hace unos días el Senado aprobó la reforma del llamado plan B y con ello en más de 100 ciudades hubo marchas y manifestaciones en contra de dicha decisión. Habría que saber que el plan A que modificaba 18 artículos de la Constitución transformando el Instituto Nacional Electoral (INE) en el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) y con ello la logística electoral fracasó al no llegar a los dos tercios de votos.

Entonces el plan B, que sólo requiere una mayoría simple al reformar seis leyes secundarias, prosperó. Se destaca que el INE reducirá 80 por ciento de los salarios, se compactarán las funciones, se reducirá el personal. Los opositores opinan que antes de verse como un ahorro, debe observarse como una paralización del organismo que lo hará deficiente y vulnerable para seguir ejerciendo la democracia de cara a las elecciones de 2024.

Se cuestiona el que en otra reforma no se pueda quitar una candidatura a personas de dudosa moral, como ocurrió con Félix Salgado Macedonio. Se critica que grupos minoritarios queden sin representación, así como el principio de paridad de género en los órganos públicos, por lo que hay indignación de mujeres, indígenas, jóvenes, afro, personas de la diversidad sexual o con discapacidad. Inquieta principalmente la modificación a los principios del proceso de cómputo de votos que elimina el Programa de Resultados Electorales Preliminares. (PREP).

Las movilizaciones reunieron millones de personas en el país, aunque los gobiernos locales minimizan la asistencia. Debiera ser en este momento un tema de análisis en las clases de ciencias sociales y en el seno familiar para contrastar la postura del presidente de buscar un ahorro de millones de dólares contra la postura de la oposición a favor de la fiabilidad, autonomía, confiabilidad e imparcialidad de las elecciones.

Nuestra educación debiera dar un giro para hacer que los niños y los jóvenes se interesen por la política y con ello por el futuro inmediato que les tocará vivir. Nuestra educación sigue siendo memorística, mecanizada, cuando lo que se requiere es una educación analítica, evaluativa de situaciones, participativa, creativa, innovadora y desde luego interesada en el presente y el futuro político de nuestra nación.

En pocos días veremos el desenlace de dichas decisiones y en un año sabremos las consecuencias reales de lo que acontece hoy pues las elecciones presidenciales ya están aquí.

jl/I