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Fátima

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dio un paso inédito al reconocer a la familia de Fátima Varinia Quintana Gutiérrez, y de alguna forma también a su comunidad, como víctima indirecta de feminicidio y ordenar una reparación integral del daño, poco más de una década después de su asesinato.

La Primera Sala aprobó por unanimidad el proyecto de la ministra Margarita Ríos Farjat en el amparo de revisión del caso, lo que revierte la negativa previa del Primer Tribunal Colegiado del Segundo Circuito y sienta un precedente nacional.

Fátima fue asesinada brutalmente a los 12 años, en febrero de 2015, cuando regresaba de la escuela a su casa en Lerma, Estado de México. Tres hombres, uno de ellos menor de edad, fueron los responsables de actos de extrema violencia en contra de la niña. Desde ese momento, su madre, Lorena Gutiérrez, ha luchado incansablemente por justicia. Ha relatado una y otra vez el horror de aquel crimen, no para alimentar el morbo, sino para que quede claro a todo mundo el nivel de crueldad que sufrió su hija; también ha reprochado el abandono institucional que enfrentaron tras él: amenazas, desplazamiento forzado y la muerte de su hijo Daniel, de 16 años, por negligencia médica en 2020, cuando ya contaban con medidas de protección, pues la familia debió mudarse de Lupita Casas Viejas a Nuevo León.

Estos padres perdieron a dos de sus hijos en un lustro.

La SCJN ordenó al gobierno mexiquense garantizar medidas de satisfacción y de no repetición, entre ellas, algunas que no solo benefician a la familia de Fátima, sino a toda la comunidad, a su entorno, de otras niñas y mujeres, como la pavimentación de caminos inseguros o la instalación de cámaras y de vigilancia policiaca, además de una disculpa pública en la que la familia esté presente. Así, la sentencia reconoce el impacto profundo y duradero del feminicidio en las familias, usualmente invisibilizadas por el sistema judicial.

Lorena, al conocer el fallo, declaró que no quiso ver la sesión, pero celebró el resultado. “Fue un golpe muy fuerte saber que para ellos no importamos y que ni siquiera nos merecíamos ser nombrados como víctimas indirectas, como nos dicen, del feminicidio de mi hija”, consigna el periódico El País sobre una charla telefónica con la mamá de Fátima. Agradeció a sus abogadas, a la ministra y al Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, que ha acompañado su caso.

El indecible asesinato de Fátima se convirtió en un símbolo de la violencia feminicida y la impunidad. El crimen fue cometido por tres vecinos, quienes la interceptaron cuando volvía de la escuela. Uno de los asesinos fue condenado a prisión vitalicia en 2021, pero en diciembre pasado su pena fue reducida a 70 años de cárcel; el otro agresor fue condenado a 73 años de prisión, y el menor fue liberado en 2022. El caso, plagado de omisiones y demoras, evidenció la falta de garantías del Estado frente a la violencia contra las niñas.

Fátima soñaba con ser médica y cuidar a sus padres, una costurera y un chofer de transporte público, para que le duraran muchos años. Amaba la poesía, las novelas fantásticas y jugar con su hermano. La resolución de la SCJN no solo es un acto legal, sino también de memoria.

Por ella.

X: @perlavelasco

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