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Manchas solares

Siguió un descubrimiento aún mayor: el Sol tenía defectos. Era ‘manchado e impuro’: –lo que Galileo había visto eran manchas solares. Además, los había visto moverse junto con la superficie solar, lo que significaba que el Sol mismo estaba girando

Richard Cohen, ‘Chasing the Sun. The Epic Story of the Star that Gives Us Life’, Simon & Schuster, London-New York-Sydney-Toronto (2010), pp. 155-156

 

En los ámbitos universitarios y cultos prevalecieron durante más de 2 mil años las ideas plasmadas por Aristóteles en su vasta obra escrita, así en el inicio del libro primero de Acerca del cielo consigna sobre éste que: “Es incorruptible e ingenerable” (Gredos, Madrid [2008], p. 108), luego por extensión a las cosas del cielo se consideraban perfectas y por tanto sin mancha e incorruptibles.

Ello nos dará una idea del impacto producido por los descubrimientos de Galileo y otros observadores del cielo cuando encontraron imperfecciones en algunos astros como la Luna y el propio Sol; aquí es pertinente refrendar nuestra advertencia de que bajo ninguna circunstancia debe observarse al Sol sin la protección adecuada y aun usando ésta no hacerlo por períodos prolongados; de hecho, es muy probable que la ceguera sufrida por Galileo hacia el final de su vida se haya producido por sus observaciones de nuestra estrella más cercana.

En el exhaustivo y muy documentado libro del cual tomé el epígrafe de esta nota, su autor, quien fuera por varios años prolífico editor, Richard Cohen, como parte de la enciclopédica compilación de cualesquier hecho histórico relacionado con el Sol no dice que además de Galileo el científico inglés Thomas Harriot (1560-1621) y los alemanes Christopher Scheiner (1573-1650) y Johann Goldsmid –latinizado como Fabricius– (1587-1616) publicaron panfletos acerca de las manchas en el Sol; de este último precisa: “El primero es el de Fabricius, relato que llevó orgulloso a la Feria del Libro de Frankfurt en el otoño de 1611” (Op. Cit. p. 157).

El 13 de junio de 1611 se publicó Narratio de maculis in sole observatis et apparente earum cum sole conversione, el panfleto del astrónomo Fabricius donde daba cuenta de las observaciones por él realizadas el 9 de marzo de 1661, aunque las hizo con el Sol cercano al horizonte durante su salida la luz causaba dolor, por lo que cambió al método de proyección para seguir con su investigación.

De hecho, el método de proyección se había descrito en un libro de texto, el De Radio Astronomico & Geometrico liber (1545), obra de Gemma Frisius en la cual se reporta la observación del eclipse solar del 24 de enero de 1544 (calendario juliano), registro posible gracias al uso por primera vez de una técnica descrita por Aristóteles en sus Problemas; este método con el cual hacemos pasar la luz del Sol a través de un pequeño orificio y la proyectamos en una superficie clara podremos utilizarlo en los próximos eclipses de Sol de 2023 y 2024 que podrán observarse desde algunas regiones de México.

Twitter: @durrutydealba

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