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Jueces nuevos renunciando
Porque nos la quitaron
En distintos documentos internacionales se plantea la resolución de conflictos como un instrumento para construir paz en el mundo. La conflictividad es parte de la vida, está presente en todas las relaciones humanas y cada uno de nosotros vive sus propias contradicciones y conflictos. El conflicto nos articula con los demás, nos saca del individualismo, demanda debatir, aunque no lleguemos a consensos. El entendimiento avanza cuando están claros los desacuerdos; y vivir en el conflicto contribuye a forjar autonomía, autoestima y autorrespeto en lo individual y colectivo.
El pasado domingo terminó el proceso electoral 2024, lo que no significa que hayan desaparecido los conflictos entre los actores sociales y políticos. Las descalificaciones, denuncias o insultos que se dieron durante las campañas ahí continúan. La polarización que se mantuvo a flor de piel puede resurgir en cualquier momento. Continuar alimentando la enemistad no nos llevará a ningún lado como país. Necesitamos trascender y transformar nuestras divergencias.
Los adversarios tienen sus opiniones, valores e historias que nunca podremos entender. Los opositores tampoco podrán comprender las razones por las que se votó a favor de uno u otro candidato. Dada la diversidad que nos constituye, ningún grupo o partido tiene la verdad de cómo deben hacerse las cosas. De ahí surgen los conflictos. Pero más que pretender “resolverlos”, existen otras formas de vivir constructivamente la conflictividad: gestionarlos, manejarlos, regularlos, transformarlos…, porque una sociedad que trata de evitar los conflictos en nombre del consenso es una sociedad que produce mucha violencia, ya que ese consenso siempre se produce a costa del aplastamiento de una serie de contradicciones y proyectos.
“Resolver” es querer deshacerse de las contradicciones, terminar con aquello que incomoda, incluso, el litigio jurídico, busca poner fin a las divergencias. No obstante, esta forma de posicionarse deja intacto el meollo del conflicto: las incompatibilidades, los intereses y necesidades de los contendientes, las sensaciones de injusticia que motivan acudir a los tribunales. “Gestionar / regular / manejar / negociar” es buscar el punto medio, favorecer los equilibrios dinámicos entre las partes, entender y atender los intereses y emociones de los implicados. Es asumir que el conflicto nos une en la contradicción. “Trascender y transformar” es ir más allá de los parámetros establecidos como derechos y obligaciones, es validar la perspectiva de los demás, aunque disuene con la nuestra, es entender los conflictos como motor del cambio social. Un conflicto que se resuelve pero que no modifica a las partes, no es un éxito. El enfoque transformativo demanda saber vivir con las contradicciones y paradojas, resolver problemas, entender la situación conflictiva específica y los procesos que la sostienen.
El juego político 2024 llegó a su fin. Está pendiente conocer los resultados oficiales. Mientras se hace el escrutinio, resurge la polémica argumentado irregularidades e inconsistencias. Frente a los conflictos políticos las perspectivas transformativa y conciliadora aportan pistas para afrontarlos sin violencia: actuar desde los puntos intermedios, trascender las divergencias experimentando nuevas formas de relacionarnos, constituir actores con nuevas formas de entender el conflicto… reconociendo que es imposible construir acuerdos que satisfagan a todos al cien por ciento.
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