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270 años de Caroline Herschel 

“En 1781, William (1738-1822) y Caroline (1750-1848) Herschel descubrieron el planeta Urano, causando este descubrimiento un gran revuelo en aquella época” 

John Gribbin, Historia de la Ciencia 1543-2001, Crítica, Barcelona (2003), p. 248 

 

Brevemente se había escrito en ésta columna acerca de Caroline Lucretia Herschel (ver NTR El Pegaso de Sigüenza, 20 de marzo de 2016), una de las primeras astrónomas de la época moderna, hermana y -más que asistente- colaboradora de su muy célebre hermano William, ello en una época y sociedad en las que todavía no era común la participación de las mujeres en labores científicas, y se le puede considerar la primera astrónoma profesional porque el Rey Jorge Tercero de Inglaterra le concedió un salario por sus actividades; el profesor emérito de Astronomía en la University of Toronto, J. Donald Fernie escribe: “Con pocas opciones de carrera disponibles para las mujeres de su tiempo, su deseo desesperado era lograr una educación suficiente para convertirse en una institutriz que enseña música y literatura” (American Scientist, 95, 6, 2007, p. 486), al efecto acompañó a su hermano quien se desempeñaba como maestro de capilla en el poblado de Bath; menciona el profesor Fernie que las lecturas de temas astronómicos al término de su diaria jornada musical decidieron a William construir un telescopio para observar el cielo. 

La muy fecunda labor astronómica de los hermanos se coronó con el descubrimiento el 13 de marzo de 1781 de lo nombrado por William como Georgium Sidus, y ahora es el planeta Urano, y el revuelo mencionado por Gribbin se debió a que: “se trataba del primer planeta que no habían conocido los antiguos y apuntaba a la posibilidad de hacer nuevos descubrimientos más allá de las viejas fronteras del sistema solar” (Op. Cit.), Caroline auxiliaba a su hermano en la transcripción de las observaciones, según refiera Steven Ruskin: “Caroline era tan experta en las matemáticas necesarias para registrar y procesar con precisión las observaciones de William que pronto pudo emprender su propio programa de observación” (BEA, Springer 2007, p. 492), descubrió el 1 de agosto de 1786 el primero de seis cometas que llevan su nombre, quien nació en Hanover, Sacro Imperio Romano un 16 de marzo.

jl/I