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El estado libre y soberano de Xalisco

El 16 de junio de 1823 nació el Estado Libre y Soberano de Xalisco, con X, y hasta 1836, Jalisco se escribiría con J. Trece años antes “Xalisco”, con X inicial se escribía así, porque era la letra utilizada para producir el sonido correspondiente a la “J”.

Hoy se hace necesario analizar, revisar y comparar el Jalisco de hoy con el de hace 200 años. Es de destacar que empresarios y políticos de la Ciudad de México creían que, consumada la Independencia, ellos deberían ejercer el mismo dominio que habían tenido los reyes españoles.

Hoy, 200 años después, resulta paradójico que, celebrando la efeméride de libertad y soberanía del estado, se esté construyendo a nivel gubernamental un poder sin contrapesos, es decir, de hacer la voluntad sin que nadie cuestione, con un gobierno de “un hombre fuerte”, como el último de los gobiernos caudillistas del centro del país.

Es paradójico porque el discurso es el de una política ya superada que quiere alinear a los poderes fácticos para que se recuperare la sobriedad republicana. Discurso que contrapone federalismo contra centralismo.

Un gobierno con una mezcla de caudillo y tecnócrata, que no rompe la construcción democrática formal de las reformas. Que fuera del estado se presenta con un perfil de crítico del modelo populista y de propulsor de la modernización, mientras adentro del estado establece controles centralistas sobre instituciones, poderes y partidos, con la convicción de marcar la agenda de los medios de comunicación, con ataque a medios y periodistas que cuestionan.

La gran obligación de gobernar no se asume con los ciudadanos, sino con los grupos empresariales que lo apoyaron en las campañas y en los procesos de gobierno. Los ciudadanos son calificados, como lo hace el Ejecutivo federal, entre buenos y malos, según apoyen o cuestionen.

Los primeros políticos del Jalisco independiente, de hace 200 años, según el historiador Armando González Escoto, “eran hombres ilustres, sinceramente comprometidos en la búsqueda del mejor sistema social que garantizara el progreso de todos, y por lo mismo, empeñados en la consolidación de una República, pero de tipo federal, y un sistema democrático, si bien algunos de ellos habían creído en el sueño monárquico de Iturbide”.

Los hombres de empresa eran muy activos en todo este proceso de creación de un estado libre y soberano, salvaguardando sus intereses, pero no sin dejar beneficios a toda la colectividad.

Los líderes políticos y empresariales de aquella época deseaban construir un proyecto social que satisficiera las necesidades de la comunicad, en las líneas de la prosperidad material, del crecimiento intelectual, de las virtudes trascendentes, de la recta administración pública y a través de las diferentes dimensiones de la cultura, incluyendo la religiosidad.

Según narra González Escoto: “Guadalajara se anticipó a los hechos, declarándose primero independiente en junio de 1821, y posteriormente instituyéndose como estado libre en junio de 1823, al margen de lo que pudiera pensar o querer la Ciudad de México”.

Con la declaratoria de la creación de Xalisco y la publicación del Plan de Gobierno Provisional, el 16 de junio de 1823, se cristalizaron los anhelos autonomistas de los ahora xaliscienses, y lo convirtió en el segundo estado libre, solo antecedido por el estado de Oaxaca, el 1 de junio de 1823.

Para evitar una guerra se llevaron a cabo largas deliberaciones entre los contendientes en la entonces villa de Lagos, donde la condición y la clave de los acuerdos fue la aceptación de un sistema político federal que promoviera el progreso de todos en igualdad de condiciones, renunciando la Ciudad de México a sus pretensiones centralistas, y Guadalajara desistiendo de su separatismo.

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