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Los López amparándose
Porque nos la quitaron
La primera lluvia llegó para todos, en todos los municipios metropolitanos, por lo que estuvimos felices porque refresca el ambiente y bajara el calor; sin embargo, esto también es un augurio del caos vial pluvial que se presentará más adelante, y que ya olvidamos.
Las olas de calor nos han afectado tanto que cualquier brisa o lluvia se agradece, incluso añoramos que llegue pronto el temporal para sentirnos menos acalorados.
Pero seguramente nos quejaremos de los siniestros viales que ocasionarán la lluvia y las deficiencias que padece nuestra ciudad ante la gran cantidad de agua que cae en poco tiempo.
Empezaremos con los problemas de inundaciones, vehículos varados, accidentes viales y personas que no pueden llegar a su destino, y ahora nos quejaremos de eso.
Dicen que los tapatíos somos muy quejumbrosos, y en parte parecen tener razón porque antes teníamos un clima templado que muchos envidiaban, pero ya caímos en los extremos climáticos.
Nos quejamos porque tenemos frío y ansiamos que llegue el calor, hoy que lo padecemos creemos que es demasiado y ansiamos las lluvias, las cuales están a punto de llegar, y cuando esto ocurra seguramente pediremos que mejor llegue el frío, y así estaremos dentro de un ciclo continuo de nunca acabar.
La culpa es de nosotros por no poner nuestro granito de arena para aminorar el cambio climático y pensar que nos acostumbraremos, pero no ocurre así, nos quejamos porque nos incomoda, ¿y qué hacemos a cambio?
También podemos culpar a nuestras autoridades por carecer de la infraestructura necesaria para estos climas.
Cada vez tenemos menos árboles porque éstos se caen con las lluvias intensas y las tormentas, y no los reponemos, ya no reforestamos camellones para sentir el descanso cuando se maneja en las avenidas o se va caminando por las banquetas.
También nos hace falta infraestructura para aprovechar el agua pluvial y buscar un mejor desahogo en las calles, incluso nos hemos convertido en una ciudad de más pavimento que áreas verdes que ayudan para filtración del agua, y por eso en cada temporada de lluvia descubrimos nuevas zonas que se inundan y nuevas calles que se convierten en ríos.
Ya pasó un año de los estragos que ocasionó la lluvia, y hasta el momento no hemos sabido de infraestructura que se haya creado de manera preventiva para evitar que las calles sean canales y los vehículos padezcan las consecuencias.
La zona de Plaza del Sol sigue siendo un dolor de cabeza para todos los que viven o pasan por ahí, porque se convierte en una región intransitable, y estos problemas de inundación siguen sin solución.
Lo peor es que han crecido las avenidas y las explanadas de concreto sin poder disminuirlas, hay más zonas que se inundan año con año, y el agua corre impunemente por todas las calles inundando todo a su paso.
¿Y qué hacemos? Nada. ¿Qué soluciones hay? Ninguna efectiva, sólo paliativos que poco ayudan a que nuestra ciudad no se inunde. ¿Y qué es lo que sí hacemos? Nos quejamos.
Agárrense porque está por llegar el caos vial pluvial.
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jl/I