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Refundadores y constituyentes, un perfil

El gobierno de Enrique Alfaro obtuvo recientemente la aprobación del Congreso de Jalisco para efectuar la consulta que le permitirá establecer una nueva Constitución en el estado, lo que nos obliga como sociedad a reflexionar sobre el perfil ideal de los ciudadanos y ciudadanas que fungirán como constituyentes.

La Constitución es la ley máxima de la mayoría de las sociedades; establece las reglas en la esfera social, económica y cultural, de nuestra vida cotidiana, de nuestra forma de relacionarnos con todos los demás, de la educación, de nuestros estudios y trabajos, del medio ambiente y de la forma en que producimos y repartimos la riqueza que creamos.

En la actualidad tenemos una Constitución que no defiende los derechos individuales y que ha permitido el surgimiento de una clase política que ha abusado de los ciudadanos. Los políticos son los únicos beneficiados por la actual Constitución.

Como clase política, tanto los integrantes del Poder Judicial, del Poder Ejecutivo y del Legislativo se han caracterizado por ser corruptos, derrochadores de nuestros impuestos y de la riqueza de nuestro suelo.

Para darnos una idea de un perfil general, los constituyentes de 1917 tenían un promedio de 34 años de edad, en un país donde 46 años era el promedio general de vida. Un 3 por ciento eran agricultores; periodistas, 4 por ciento; ingenieros y médicos, 9 por ciento; obreros, 4 por ciento; maestros, 7 por ciento. El grueso de los constituyentes eran militares, con 24 por ciento, y abogados, 28 por ciento.

En la actualidad, podemos afirmar que el perfil debe tener aspectos muy puntuales, como conocer sobre leyes, no necesariamente ser abogado, con capacidad de trabajo y estar abierto a nuevas ideas que provean soluciones a la problemática del estado. El Constituyente no debe ser elegido con base en la ideología de derecha o izquierda, o de género, pues este modelo de pensamiento quedó rebasado ante la pluralidad de la sociedad.

El nuevo Constituyente debe contener un conocimiento sobre las regiones del estado, ser especialista en un tema específico y tener capacidad de interlocución, integridad y honestidad, pasión por los derechos humanos y visión de futuro para abrirse a los problemas que demanda la ciudadanía, con una visión amplia y de conjunto sobre los temas sociales, políticos y culturales.

La honestidad, autoridad moral y formal, deben ser factores relevantes para quien llegue a integrar la Constituyente, que conozca sobre derechos humanos y que esté con la acción por ellos, con la visión de ampliarlos a quienes son excluidos, a los pobres, a los migrantes, o en situación de refugio para que tengan viabilidad en el estado de Jalisco.

Un perfil con sensibilidad social, tendiente a la democracia institucional para que pueda equilibrar el desarrollo de las instituciones y que aspire a asumir retos, por ejemplo, en mecanismos de protección de derechos humanos, rendición de cuentas, erradicar la impunidad y corrupción, transparencia, entre otros temas urgentes.

Pongámonos de acuerdo primero en el modelo de sociedad que queremos. No podemos ignorar que el momento actual de crisis que vive nuestro país ha sido por la falta de honestidad, honradez y capacidad de los partidos políticos.

Ellos son los responsables de todos nuestros retrasos, nuestros fracasos, nuestras limitaciones, nuestro empobrecimiento, y que mientras no haya una acción ciudadana inteligente, clara y honesta para cambiar y modificar el sistema político del país con un marco constitucional en el que participe la sociedad, de nada sirve convocar a un nuevo Constituyente.

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JJ/I