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100 años de Alatorre

Los libros de Kircher –muy atractivos por cierto, adornados casi todos con magníficos grabados– fueron aplaudidos en los países católicos de Europa; según Octavio Paz, su influencia fue “muy profunda” en la Nueva España de tiempos de sor Juana y de Sigüenza y Góngora, pero ésta es una afirmación bastante gratuita.

Antonio Alatorre, ‘El heliocentrismo en el mundo de habla española’, en ‘Galileo: su tiempo, su obra y su legado’, El Colegio Nacional, México (2009), p. 327

 

Quizá para los interesados en el conocimiento científico y su difusión pueda ser curioso conocer un poco de la aportación de un autlense universal, quien al enmendarle la plana al Nobel Octavio Paz nos permite aproximarnos a personajes un tanto olvidados de nuestras historias patria y matria, para ser consecuentes con las influencias y el estilo de don Antonio Alatorre, quien nació el 25 de julio de 1922 en la sureña población de Autlán de la Grana.

Si bien tuvo su formación inicial en derecho en la Universidad de Guadalajara (UdeG), de donde sale sin terminar la carrera, según relata su biógrafa Martha Lilia Tenorio: “Entre ese primer año y el segundo de la carrera conoció a Juan José Arreola: todo se echó a perder. No más apuntes de Derecho civil, no más dieces, a echar a volar mente y corazón con Neruda, García Lorca, López Velarde, Proust, Valéry, Rilke, Kafka, Dostoyevski, Whitman” (https://historiaoral.colmex.mx/antonio-alatorre/); prosigue sus estudios de letras en la UNAM entre 1947 y 1950, siguió con la filología en El Colegio de México para luego continuar sus estudios en España y Francia.

Es desde 1951 profesor-investigador en El Colegio de México a decir de Miguel Ventura, su alumno en Princeton, para 1972 “Antonio estaba harto del mundo académico y no dejaba de quejarse de las limitaciones de la academia” (https://confabulario.eluniversal.com.mx/antonio-y-yo/), ello no obstó para que siguieran apareciendo sus trabajos, acerca de uno de los últimos nos dice él mismo: “Cuando en 1982 leí el libro de Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz, o Las trampas de la fe, recién salido de la imprenta, me sorprendió mucho la extraña interpretación que hay allí del Primero sueño, la obra maestra de sor Juana” (Op. Cit. p. 301), el texto citado en el epígrafe de esta nota forma parte del volumen colectivo auspiciado por El Colegio Nacional –del que Alatorre fue miembro desde 1981– con motivo del Año Internacional de la Astronomía en 2009; el capítulo tuvo una edición como un volumen de la colección Centzontle del FCE.

Don Antonio nos dejó otro peculiar libro, impreso en su segunda edición por una colaboración entre la Editorial Aldvs y el Centro Universitario de la Costa Sur de la UdeG, El Brujo de Autlán (2010) relata la historia sobre el proceso de la Inquisición contra Marcos de Monroy, en el cual toma parte fray Alonso de Quintana, franciscano que dejó su firma en la portada del libro de Copérnico resguardado por la UdeG en la Biblioteca Pública Juan José Arreola.

Twitter: @durrutydealba

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