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Tercer país… inseguro

La muerte de 39 migrantes (sin contar los hospitalizados) en una “estación migratoria” en Ciudad Juárez es el resultado de una tragedia anunciaba que pone en evidencia al gobierno federal por su errática política migratoria y su incapacidad para tomar decisiones congruentes, sensatas y urgentes.

El problema de la migración en nuestro país es antiquísimo; sin embargo, se agudizó sensiblemente con la llegada de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de América (EUA). El mayo de 2018 autoridades estadounidenses y mexicanas se reunieron para llegar a un posible acuerdo para que México fuera considerado como “tercer país seguro”, con lo que EUA ya no estaría obligado a darles refugio. Nuestro país les daría protección y un lugar seguro para quedarse. Organizaciones no gubernamentales se opusieron y el acuerdo no prosperó, aunque ya con la 4T se optó por la contención.

El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en varias ocasiones ha declarado que México no será un tercer país seguro. Un acuerdo del presidente Biden estableció que los migrantes que busquen llegar a Estados Unidos en calidad de asilados deberán estar fuera del país para poder solicitar una visa. El título 42 –medida de Trump para combatir la propagación del Covid-19– sigue vigente y se usa para expulsar migrantes… hacia México.

Con la anterior medida se proyectó que cada mes podrían llegar a los diferentes puntos fronterizos entre 30 mil y 40 mil migrantes. Con esto, aunque se sigan negando, México es en los hechos un tercer país seguro. Sin embargo, el país dista mucho de ser seguro para los migrantes centroamericanos que intentan llegar a EUA. Y no es seguro por muchas razones.

En principio, el Instituto Nacional de Migración (INM) no tiene la capacidad, entrenamiento ni recursos para intentar dar seguridad a los migrantes. Entre las ciudades más violentas del mundo están Tijuana y Ciudad Juárez, donde los migrantes están al asedio del crimen organizado que controla el tráfico de personas en esas fronteras. Además, en ese y otros puntos, los agentes del INM se dedican a extorsionarlos: el portal EME EQUIS ayer publicó una investigación de cómo los migrantes son extorsionados (https://onx.la/8dcd4).

Por otro lado, con el pretexto de la política de austeridad republicana, los recursos destinados para darles seguridad, alojamiento y alimentos a los migrantes son escatimados para resolver el problema cada vez más crítico que se suscita en varios puntos fronterizos con EUA.

En los “regímenes fronterizos” se establecen acuerdos bilaterales, multilaterales y regionales en torno a las fronteras entre Estados contiguos. Sin embargo, cuando éstos no son transparentes o se niegan, se dificulta la rendición de cuentas y la responsabilidad política. Con erigir a México como tercer país seguro, EUA está evadiendo su responsabilidad y su problema lo resuelve pasándole a nuestro país un asunto que debería solucionarse de manera bilateral.

Los migrantes que atraviesan el país para llegar a las fronteras con EUA vienen de países que les niegan seguridad, trabajo, bienestar: vienen huyendo. Para 39 de ellos que abandonaron sus países para buscar mejores condiciones de vida, ellos y sus familias, vieron frustrados sus empeños gracias a la incapacidad e indiferencia de las autoridades mexicanas.

La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) considera que un país seguro es aquél donde se respete la vida y libertad de las personas y no sean perseguidas por motivos de raza, religión, opinión política, nacionalidad o un grupo social. México ha probado ser un tercer país inseguro.

Twitter: @ismaelortizbarb

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