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Serenidad y paciencia

La semana arrancó con una nueva tensión entre el gobierno del estado y la Universidad de Guadalajara. Durante una reunión con madres buscadoras, el gobernador Pablo Lemus dijo que pediría a la rectora Karla Planter que destine 200 millones de pesos del presupuesto universitario al programa Senderos Seguros.

Aunque ayer por la tarde el gobernador rectificó, asegurando que respetará la autonomía universitaria, también mandó decir que se serenen, porque el ánimo de pleito no será parte de este sexenio, como sí lo fue el anterior.

Bien valdría preguntarse quién está asesorando al gobernador para permitir este tipo de tensiones y no salir a frenarlas lo antes posible. Recordemos que este no ha sido su único exabrupto. A principios de mes, el proceso para nombrar a los directivos de los Hospitales Civiles se pausó una semana, encendiendo alarmas en los pasillos universitarios. ¿Quién gana con la incertidumbre?

Mientras tanto, Jalisco enfrenta temas mucho más urgentes que el gobernador podría atender antes de abrir nuevos frentes con sus aliados. Aquí algunos:

1. Inseguridad y escándalos. La violencia no da tregua. Los recientes asesinatos en la zona real de Zapopan, que incluyeron a un ex diputado y a una youtuber, han cimbrado a la opinión pública. A ello se suma la detención del alcalde de Teuchitlán por el caso Izaguirre. Lemus ha quedado bajo el reflector de la Presidencia y de la Fiscalía General de la República. Además, prometió pacificar Teocaltiche antes del 8 de junio. El tiempo corre y la fecha, que él se autoimpuso, está muy cerca.

2. Parálisis legislativa. Los temas clave en el Congreso están atorados. Con Morena al frente de la Mesa Directiva, las iniciativas impulsadas por el Ejecutivo –como el cambio tarifario en el Siapa, la reforma en transparencia y la reforma judicial– siguen empantanadas. Lemus no tiene el control total de su bancada, y la distancia con la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano tampoco ayuda a destrabar acuerdos.

3. Finanzas comprometidas. La herencia financiera que dejó Enrique Alfaro ha frenado el inicio de operaciones de la línea 4 del Tren Ligero. Las proyecciones para una línea 5 –aunque sea con Macrobús– o para el prometido acueducto a Chapala, parecen imposibles de realizar con las arcas vacías y ya comprometidas con la deuda pública. Ni siquiera ha podido ejercer el tradicional “derecho de pataleo” que tiene un gobernante al asumir el cargo. El margen financiero que tiene el gobernador para impulsar sus proyectos es mínimo.

4. Disputa partidista. La lucha por el control de Movimiento Ciudadano también le cobra factura. La nómina de Guadalajara y la disputa interna por la dirigencia del partido han generado fricciones. Dos figuras femeninas del alfarismo han tenido que hacer valer sus cargos para contener al líder del grupo Zapopan. Lemus puede decir que es él quien tiene la voz cantante del partido, pero eso se pondrá a prueba hasta las próximas elecciones.

La sensatez parece cada vez más ausente en la política local. Reconocer errores no es sinónimo de debilidad, sino de madurez. Como diría un clásico: “Serenidad y paciencia”, porque la factura de esos frentes abiertos, terminamos por pagarla los ciudadanos.

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jl/I